Vivir en la meseta de Neuquén: cerca del sol y sin sombra

Los vecinos del barrio Z1 luchan contra la aridez del suelo. De 15 viviendas que se encuentran en una cuadra, sólo cuentan con árboles en crecimiento. Las plazas están al rayo del sol. Desde el municipio dicen que se entregaron 7.000 ejemplares.

Entre las bardas de arbustos bajos y tierra roja crecieron barrios en los que no hay flores, césped ni árboles. En las casas del IPVU del Z1, los rayos de sol golpeaban la chapa de las casas y las calentaba a fuego lento. En las veredas algunos fresnos raquíticos tardaban en crecer y otros morían en el intento. A la siesta, los vecinos empuñan las mangueras e intentan apagar el calor.

Los sitios verdes son considerados imprescindibles para la vida humana por la Organización Mundial para la Salud (OMS) debido a “la utilidad para el bienestar físico y emocional de las personas”. La entidad sostiene que en los lugares habitados debe haber como mínimo 10 metros cuadrados vegetados por habitante, e inclusive define como ideal 15 metros cuadrados distribuidos equitativamente.

Sin embargo, la mayoría de las capitales argentinas no cumple con ese parámetro. En Neuquén, la insuficiencia de espacios verdes es notoria. Si se avanza del centro hacia el oeste, a simple vista el dato se agrava con la despareja distribución de los existentes. Los barrios nuevos como Terrazas de Neuquén, Z1, Cuenca XV, Cuenca XVI y Mercantiles, muestran la falta de árboles.

En Z1, José a la sombra que daba su casa fumaba un cigarrillo con el torso desnudo. Frente a él, estaban los dos árboles enanos que plantó. Contaba que se los entregó la cooperativa del barrio y que si bien hace poco les dieron las casas, la falta de verde se padece. “Para llevar a los chicos a una plaza que tenga árboles y juegos, como mínimo tenemos que hacer 12 cuadras. La de acá no se puede usar. Además pusieron en el bulevar, pero no los mantienen. Lo hacemos entre los vecinos”, dijo.

Una recorrida por la plaza del barrio, muestra lo que José relata. Los plaza está dispuesta abajo de la barda, bajo el sol. Son juegos integrados, coloridos y de hierro, que a las tres de la tarde, no se pueden tocar sin quemarse.

La última temporada, 7 mil árboles fueron comprados por el municipio para plantar en los espacios públicos y para entregar a los vecinos para que planten en los frentes de sus viviendas. A eso, hay que sumar los del Vivero Municipal que son unos 12 mil más. El ingeniero Pablo Canziani, estaba a cargo hasta hace poco de arbolado urbano y durante 7 años estuvo en el área. “Hace dos años estamos en Z1 y se entregaron más de mil árboles”, contó y agregó que las plazas las dejan a cargo de referentes de cooperativas o movimientos sociales. A su vez, aclaró que por ordenanza, son los vecinos los responsables de cuidar los árboles que se plantan en los frentes de las casas.

“Se invierte mucha plata en espacios verdes y forestación, se hacen campañas, se hacen charlas con vecinos, en escuelas para concientizar sobre la función que cumple el arbolado, pero no asumen la responsabilidad de lo que es el cuidado del árbol”, dijo Canziani.

Eso está a la vista en algunos sitios. En un una cuadra de un barrio Z1 que tiene 2 años y medio de inaugurado, se ve que de 15 casas consecutivas, sólo en tres pusieron árboles.

“Para tener plantas acá hay que dedicarle unas horas todos los días. Es un suelo con mucha piedra, pero de a poco florecen”,

contó Matías Rodríguez, que pelea a diario para que haya un poco de sombra.

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“Para tener plantas acá hay que dedicarle unas horas todos los días. Es un suelo con mucha piedra, pero de a poco florecen”,

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