“No confundir”

Redacción

Por Redacción

Cuando el presidente Mauricio Macri dice no saber exactamente si son 30.000 los desaparecidos y muestra sus dudas, lo sostiene como un justificativo más del direccionamiento de su política con relación a los derechos humanos.

Quienes pedimos cárcel y castigo para los represores, después de un juicio justo, no compartimos esta desmemoria presidencial y sabemos con certeza que esa negación de la cifra es imprescindible para que la sociedad acepte.

Cada juicio, cada hurgar en la memoria, nos lleva día a día a encontrar el cuerpo de una compañera, de un compañero más, otro desaparecido, otra desaparecida, muchos golpeados/as, torturados/as, un hijo, una hija, un nieto, una nieta más, porque la política de terror que sembró la dictadura hizo que muchos habitantes de este suelo nuestro negaran, miraran para otro lado; el silencio subió a las gargantas y las miradas rastrillaron el piso, porque era difícil para muchos decir que a su vecino lo habían “levantado”, que ese enfrentamiento que vio no fue más que un brutal asesinato por la espalda, que el paso veloz del “Falcon verde” era la huida de los ladrones, malhechores, que acababan de robar una vida humana.

Cómo decirlo, aunque la denuncia pidiera a gritos salir del pecho, la furia se aplacaba y terminaba justificándose en una frase que amansaba la conciencia: “Algo habrán hecho”.

La Justicia cómplice seguía con los ojos vendados, no como símbolo de la equidad, la igualdad, sino que incubaba bajo la venda los gérmenes de la mayor injusticia, los crímenes de lesa humanidad. No vamos a discutir la cifra de muertos y desaparecidos, ni la amnesia presidencial, solo nos basta decir que “el amigo americano”, a su pedido, acaba de revelar, en esos vejatorios archivos desclasificados, que eran más de 20.000 a quienes tenían registrados bajo el reinado de Videla.

Nos preocupa que a la sombra de las palabras presidenciales algún ciudadano (Joaquín, carta de lectores, página 20, diario “Río Negro” 19/8/16) movido por el interés de mostrar su adhesión partidista confunda a la población imaginando que los 30.000 pudieran haber sido combatientes. Con su elucubración propicia la resurrección de la idea de los dos demonios y que en nuestro país hubo una guerra. Este concepto fue descartado por los jueces de los TOF (Tribunal Oral Federal). En los juicios por la verdad y la memoria que se realizaron y realizan a lo ancho del territorio nacional se rechazó de plano esa funesta y peregrina idea. De lo contrario, la violación de los protocolos de guerra establecidos en Ginebra dejarían a nuestros militares en la peor de las posiciones por la violación flagrante de dichas normas (no se puede torturar ni matar al enemigo apresado).

Que quede claro, aquí no hubo una guerra, ni sucia ni limpia.

La resurrección de la idea de los “dos demonios” poco agrega a una realidad donde Fuerzas Armadas de un Estado (Argentina), siguiendo mandato y enseñanzas de otros países y aleccionados por los mismos para el cumplimiento de sus fines, procedían violando las normas elementales del derecho y convirtiéndose así en verdaderos criminales, ejecutores de los más aberrantes delitos que tocan directamente a los derechos humanos. En ese Estado perverso representado por las Fuerzas Armadas que sin miramiento alguno atacaron a civiles –armados o no– produciendo esa violación que las generaciones futuras no podrán olvidar. Por otro lado, la carta de Joaquín tiene demasiado que ver con el felizmente defenestrado de su cargo –secretario de Cultura de CABA– Darío Lopérfido, quien llegó a decir que “30.000 era cifra defendida por los ‘ñoquis’, quienes reclamarían subsidios por las agresiones sufridas”, lo que tiene poco asidero ya que el Estado nacional ha otorgado escasos subsidios por reconocimiento.

Quienes siempre estuvimos de pie para defender los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, quienes no usamos armas letales para hacerlo y seguimos creyendo en la movilización popular –y cuanto más movilizados/as mejor y cuanto más populares óptimos–, creemos que Joaquín tiene derecho a escribir y publicar lo que piensa, aunque se trasluzca de lejos su adhesión a las doctrinas partidarias, y de Macri en especial, inocente de las consecuencia que puede acarrear esa cifra con argumentos tan endebles pero sí direccionados.

Luis Genga

Secretario de Derechos Humanos, Género e Igualdad de Oportunidades

DNI 6.548.087

“Cada juicio, cada hurgar en la memoria, nos lleva día a día a encontrar el cuerpo de una compañera, de un compañero más, otro desaparecido, otra desaparecida, muchos golpeados/as”.

Luis Genga

Secretario de Derechos Humanos, Género e Igualdad de Oportunidades

DNI 6.548.087

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“Cada juicio, cada hurgar en la memoria, nos lleva día a día a encontrar el cuerpo de una compañera, de un compañero más, otro desaparecido, otra desaparecida, muchos golpeados/as”.

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