¿Qué podemos aprender de la implosión de Venezuela?

Venezuela está implosionando, o sea, explotando hacia adentro. Según el economista Ricardo Hausmann, profesor de Economía en Harvard, la economía venezolana cayó más que la de los Estados Unidos durante la Gran Depresión. La catástrofe económica del país caribeño eclipsa cualquier otra de la historia, se trate de Estados Unidos, Europa Occidental o del resto de América Latina. Claramente, una disminución del 40% en el PBI per cápita es un hecho muy poco frecuente. Los nueve kilos que ha perdido el ciudadano promedio en los últimos años son una síntesis contundente.

Ahora bien, los argentinos, si bien nos causa preocupación el sufrimiento de los venezolanos, deberíamos estar más preocupados por analizar si no podría ocurrir lo mismo en nuestro país. En general, se observa que el ciudadano promedio argentino cree que sigue estando por encima del bienestar chileno, cuando la realidad es muy diferente. Hemos quedado atrás de Chile, y mucho más cerca de Venezuela.

Lo que pasó en Venezuela es muy claro: los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro destruyeron su economía. Así de simple. Exorbitante gasto público, déficit fiscal atroz, alta inflación, fuerte presión impositiva, estatización de empresas, cercenamiento de los derechos de propiedad, etc., constituyeron el combo que se llevó puesto al sistema económico. Terminaron con cualquier intención de producir algo.

¿Argentina se parece en algo a esto? Lamentablemente, yo diría que, aunque en diferente grado, nos parecemos en casi todo. El gasto público en Argentina está cercano al 50%, cuando el país, por su grado de riqueza, no soporta más del 30%. El enorme gasto llevó la presión impositiva a niveles récords en el país, y a ubicarnos en los primeros lugares a nivel mundial. Somos un país caro, no sólo comparado con países más o menos parecidos, sino con otros mucho más ricos que nosotros. También eso es insostenible. Con esa mochila de plomo, no hay negocio posible en Argentina.

Además, como a pesar de esa presión impositiva la plata al Estado no le alcanza, ha sido necesario emitir dinero en forma alevosa (gobierno de Cristina Kirchner) y/o endeudarse (gobierno actual de Mauricio Macri), lo cual deriva en alta inflación y endeudamiento creciente. Ambas cosas también son insostenibles en el tiempo.

Graficando: somos una familia de cuatro adultos en la cual trabajaban tres, pero ahora sólo trabajan dos. Estos dos juntan $ 30.000 al mes, pero el gasto de la familia llega a los $ 37.000 (son guarismos comparables porcentualmente a lo que pasa en el país). En consecuencia, mensualmente pagamos el mínimo en la tarjeta y nos endeudamos en
$ 7.000 mensuales. Claramente se advierte que la situación es insostenible. Está claro que lo ideal sería conseguir un trabajo en el que ganemos $ 7.000 más que lo que ganamos, pero eso es sólo una expresión de deseos. Por lo tanto, hasta tanto lo consigamos hay que bajar urgentemente los gastos, antes de que colapse la familia.

Tanto el déficit fiscal como la falta de competitividad son como esas enfermedades silenciosas que uno descubre cuando aparecen sus síntomas, y en muchos casos ya es tarde para tomar los recaudos.

En el caso del déficit fiscal, y más aún cuando está financiado con deuda, como ahora, el ciudadano no lo nota en la vida cotidiana. Pero el endeudamiento crece y crece, hasta que llega el momento en que los prestamistas no prestan más, y además reclaman lo que prestaron. Y ahí tenemos un desastre. La plata no le alcanza al Estado, entramos en cesación de pagos, sueldos impagos, etc. Algo parecido al 2001.

En el caso de la falta de competitividad, derivada de la alta presión impositiva, las empresas siguen trabajando a pérdida, hasta que llega el momento de cerrar, y ahí tenemos otro desastre. Se pierden puestos de trabajo que no se recuperan de un día para otro.

Ambas cosas han pasado en Venezuela. Pero, ¿qué piensa nuestra dirigencia política al respecto? Para mi decepción, veo y escucho los avisos de campaña de los candidatos, se trate de concejales municipales o de diputados y senadores, tanto provinciales como nacionales, y en ninguno encuentro alguna referencia a lo que considero son los dos problemas más urgentes que enfrenta la Argentina: el déficit fiscal y la falta de competitividad. Por el contrario, todos proponen más gasto. O sea, más leña al fuego. Eso sí, siempre lo hacen “preocupados por la gente”. Tan preocupados como seguramente lo estuvo Chávez en su momento y Maduro hoy.

*Economista

El gasto público en Argentina está cercano al 50%, cuando el país, por su grado de riqueza no soporta más del 30%. El enorme gasto llevó la presión impositiva a niveles récords.

En ningún candidato encuentro alguna referencia a lo que son los dos problemas más urgentes que enfrenta la Argentina: el déficit fiscal y la falta de competitividad.

Datos

El gasto público en Argentina está cercano al 50%, cuando el país, por su grado de riqueza no soporta más del 30%. El enorme gasto llevó la presión impositiva a niveles récords.
En ningún candidato encuentro alguna referencia a lo que son los dos problemas más urgentes que enfrenta la Argentina: el déficit fiscal y la falta de competitividad.

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