Irá a prisión hasta el juicio el acusado de asesinar al chacarero

La hipótesis fiscal, a partir de los testimonios, es que el agresor atacó a las víctimas porque las sorprendió cuando mantenían relaciones sexuales.

José Moscoso (60) murió el lunes pasadas las 21 en el hospital Castro Rendón luego de recibir puñetazos, patadas y golpes con una pala que le destrozaron el rostro. Ocurrió en su casa en la zona rural de Senillosa, en la colonia Nueva Esperanza.

Por el hecho la policía detuvo a Víctor Bernardo Soto (39), a quien ayer las fiscales Sandra Ruixo y María Eugenia Titanti lo acusaron de homicidio simple y de tentativa de homicidio en perjuicio de Marité Constanzo (32), con quien había iniciado una relación amorosa poco antes.

El defensor Gustavo Bravo admitió el primer cargo y rechazó el segundo, no obstante el juez hizo lugar al planteo fiscal. También aceptó otorgar tres mes para la investigación y seis de prisión preventiva para el acusado.

El hecho dejó perplejo a quienes viven en cercanías del hogar de Moscoso, la chacra donde ocurrió el crimen está subdividida, hay varias casas dispersas, con espacios de producción. El lugar es de difícil acceso, se pierde entre alamedas y canales de riego, está a unos dos kilómetros del centro de la localidad hacia al sureste, por un camino que termina en la costanera del río Limay.

Alrededor de las 19 César Williams, quien vive a unos 100 metros, se preparaba para ir a trabajar y escuchó un escándalo afuera de su casa. Salió y se encontró a su esposa tratando de contener a una joven, quien estaba totalmente ensangrentada, le faltaba una zapatilla y la media y repetía “ayúdenme, que lo está cortando en pedacitos”. “Estaba nerviosa, no podía ni hablar”, contó.

Lo que siguió fue “una película de terror” y aseguró que no pudo borrar las escabrosas imágenes de su cabeza en toda la noche. Inmediatamente después de ayudar a la joven “escuche ruidos, como detonaciones y llamé a la policía. Llegó primero la ambulancia con dos chicas y fuimos hasta la casa, estaba Moscoso en el piso con toda la cara destrozada y todavía respiraba, yo ayudé a levantarlo a la camilla”.

En el lugar la policía detuvo a Soto, quien luego de cometer el asesinato realizó destrozos en la casa con un hacha: “rompió la heladera, vidrios y el auto que estaba, un Falcon. La policía contó 17 hachazos en el auto”, relató.

Para el testigo lo más llamativo fue que inmediatamente después de la detención de Soto, el sospechoso estaba tranquilo: “lo sentaron en la camioneta y estaba como si nada hubiera pasado”.

Williams añadió: “Quise dormir y no pude, me volvían las imágenes”.

“Rompió todo lo que encontró a su paso a hachazos. La bacha de la cocina, la heladera, la parrilla y el radiador del Ford Falcon”.

César Williams, vecino que auxilió a las víctimas y llamó a la Policía.

Pasaron el día juntos

bebiendo alcohol

El desencadenante del episodio habría sido una infidelidad entre José Moscoso y la pareja de Víctor Soto, quien ayer permanecía internada en el hospital de Senillosa con una fractura de nariz. Según el comisario inspector Henry Leppe, la pareja había ido a visitar a Moscoso y pasaron la tarde consumiendo bebidas alcohólicas. Hubo otros dos hombres.

Según datos, se habrían quedado sin bebidas y Soto salir a comprarlas, se retiró de la casa y volvió antes de lo previsto y encontró a la muchacha y el otro hombre en la vivienda en un encuentro sexual.

Datos

“Rompió todo lo que encontró a su paso a hachazos. La bacha de la cocina, la heladera, la parrilla y el radiador del Ford Falcon”.

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