Joven cura pide que le devuelvan el cáliz que le robaron en Las Grutas

El sacerdote Javier Di Benedetto se ordenó hace un mes y fue víctima de un robo en el único día que tenía pensado estar en el balneario rionegrino.

“Esto tiene un valor afectivo muy fuerte, y no se puede volver a comprar. No guardo ningún sentimiento negativo hacia el autor del robo ni quiero saber quien fue. Pero me interesaría que el cáliz aparezca. Si lo pueden dejar en algún sitio, háganlo. Es el regalo de toda una comunidad”.

Con estas sentidas palabras Javier Di Benedetto, un joven sacerdote de 32 años que durante la noche del martes fue víctima en esta ciudad de un robo que lo despojó de sus pertenencias, pidió que quien se llevó las piezas con las que oficia sus misas les sean devueltas.

“Me ordené como sacerdote hace un mes. Y la comunidad de la iglesia donde estudié me hizo ese presente para mi ordenación. No van a encontrar un lugar para venderlo ni se puede fundir. Lo único que guarda es un componente afectivo muy grande” dijo emocionado el muchacho.

El joven, que será el flamante sacerdote de la catedral de Bahía Blanca, es oriundo de allí pero encontró su vocación misionando en la Línea Sur de esta provincia, a la que volvió tras ordenarse como párroco.

“Por eso traje mi cáliz, para dar misas. Viajé, entre otros sitios, a Maquinchao y El Caín. Llegué a Las Grutas luego de esa misión, y aquí me robaron” relató.

El hecho ocurrió entre las 20:30 y las 0, en un departamento ubicado en la calle El Cóndor casi al 600, en el que el sacerdote estaba parando junto con un amigo.

“Vine por un día. Tenía los pasajes para regresar a Bahía en la madrugada, y habíamos salido para asistir a misa y luego a cenar. Al regresar, vimos que habían roto el vidrio de una ventana balcón, y que faltaban cosas, entre ellas, el equipaje en el que guardaba el cáliz (bañado en oro), una patena (también bañada, que es el plato en que se apoya la pieza), un estuche de cuero y dos notebooks, una mía y otra de mi amigo” contó.

Tras el sorpresivo incidente el religioso tuve que suspender el viaje de regreso, y se dirigió a la comisaría 29ª a efectuar la denuncia.

Al cierre de esta edición, ninguna de estas piezas había sido recuperada, y no existían sospechosos ni detenidos por el episodio.

“Obviamente, no puedo perder la fe. Espero que, al menos las piezas para la misa, que son las que no podría recuperar por todo lo que representan, de alguna forma aparezcan” finalizó el cura.

“No van a encontrar un lugar para venderlo ni se puede fundir. Lo único que guarda es un componente afectivo muy grande”,

destacó el sacerdote Javier Di Benedetto.

El hurto ocurrió el martes a la noche en un departamento ubicado en la calle El Cóndor casi al 600, cuando el cura salió a comer tras una ceremonia.

Datos

“No van a encontrar un lugar para venderlo ni se puede fundir. Lo único que guarda es un componente afectivo muy grande”,
El hurto ocurrió el martes a la noche en un departamento ubicado en la calle El Cóndor casi al 600, cuando el cura salió a comer tras una ceremonia.

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