La intimidad del viaje de regreso de Octavio Gigli a Roca

Le hicieron un hisopado para cotejar las muestras de ADN de Guillermo Martínez. Le formularon cargos por homicidio calificado por alevosía.

Gigli en exlusiva con “Rio Negro”

El viaje de regreso del Tano Gigli a Roca se pareció más a la vuelta de alguien que estuvo de paseo más que al de un imputado de homicidio que es extraditado luego de haber estado preso casi un año en Brasil. Estuvo sereno, le dio consejos de turismos internacional a los dos custodios de la Policía Federal, hizo bromas, intentó dormir pero no pudo y ni se “mosqueó” con la fuerte turbulencia que tuvo el vuelo Neuquén-Buenos Aires, ni cuando el piloto tuvo que abortar repentinamente el aterrizaje porque en el aeropuerto había muchas aves.

“Río Negro” compartió el vuelo desde Buenos Aires a Neuquén con el acusado de haber asesinado a su amigo hace casi dos años.

Gigli lució físicamente más delgado que cuando se fue, pero muy lúcido. Fue él quien después de una larga insistencia aceptó la charla, contó detalles de la incertidumbre por no saber cuál iba a ser su futuro, que tuvo problemas de salud, que durante ese tiempo no habló con nadie y que por ese motivo no tiene abogado particular (le asignaron al defensor oficial Miguel Salomón). Fue él también el que dijo “te agradezco mucho, pero hasta acá hablamos”, cuando sintió que la charla ingresaba en un terreno más comprometido.

“No sé con qué me voy a encontrar, hace más de un año que estoy incomunicado, ni celular tengo”, “¿A mí me van a juzgar en juicio por jurados?”, “¿Puedo negarme a declarar en esta instancia?”, fueron algunas de las frases que soltó Gigli en el avión, reconociendo que el aislamiento en el que estuvo lo alejó de la realidad.

Con rostro adusto y voz rasposa, de pelo bien cortito y una barba de unos días, para Gigli parecía un vuelo “normal”. Se tomó un café, charló y se rió con los custodios, con los que ocupó la fila 29 (la última) del vuelo que salió a las 6 desde Buenos Aires. Fue al baño (y tardó más que las tres mujeres que usaron el sanitario en el viaje) y luego intentó dormirse apoyando la cabeza en el respaldo del asiento de adelante, pero desistió a los cinco minutos.

“Los únicos que tienen que saber que estoy bien son mis hijos. Allá estuve más o menos de salud. Tuve presión alta y hasta arritmia. El médico me dijo que era por estrés de la situación…”, comentó el hombre que ahora debe dar explicaciones por la muerte de su amigo.

Gigli arribó a la ciudad casi dos años después del crimen de Martínez. La fiscalía a cargo de Luciano Garrido cree que hay elementos suficientes para imputarlo como el responsable del hecho.

Antes de finalizar la audiencia en la que se le aplicó un año y medio de prisión preventiva (ver aparte), solicitó sacarles fotos a las zapatillas que ayer llevaba puestas para compararlas con las pisadas que quedaron en su casa, el día del asesinato.

“Allá estuve más o menos de salud. Tuve presión alta y hasta arritmia. El médico me dijo que era por estrés de la situación…”.

Octavio Gigli, en el viaje desde Buenos Aires a Neuquén.

Más información: El minuto a minuto de Gigli en Roca

Un año y medio de prisión preventiva

Datos

“Allá estuve más o menos de salud. Tuve presión alta y hasta arritmia. El médico me dijo que era por estrés de la situación…”.
Apenas unas horas después de haber arribado a la ciudad, a Octavio (aclaró que su nombre no es Ottavio) Gigli le formularon cargos por homicidio calificado por alevosía, y el juez Rubén Norry le aplicó un año y medio de presión preventiva, el máximo permitido, porque tiene sospechas de que si lo deja libre se puede volver a fugar.
Está alojado provisoriamente en la Comisaría 3ª de Roca y sería trasladado al Penal 2 de esta ciudad.
El defensor oficial de Gigli había propuesto una prisión domiciliaria.
El fiscal había pedido seis meses de preventiva.

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