Por una nueva ley vial

Por Viviam Perrone*

El informe sobre la situación mundial de la Seguridad Vial elaborado por la Organización Mundial de la Salud en el 2013 revela que las lesiones causadas por el tránsito son la octava causa mundial de muerte y la primera entre los jóvenes de 18 a 29 años. Además, indica que las tendencias aumentarán si no se toman medidas urgentes, hasta llegar a convertirse en el año 2030 en la quinta causa de muerte.

En nuestro país la siniestralidad vial es la primera causa de muerte de las personas de hasta 35 años.

Considerando estas estadísticas y teniendo en cuenta que cada uno de estos números significa una vida menos y una familia más destrozada, cuesta mucho entender por qué nuestros políticos no toman a la seguridad vial como un tema de estado.

Las calles y rutas no reflejan querer evitar muertes ya que son pocas las que se mantienen en buen estado y menos las que tienen banquinas, o están correctamente señalizadas.

Los controles son esporádicos y no siempre se realizan como deberían. Debido a esto, los hechos viales donde el alcohol juega un papel preponderante son tema de todos los fines de semana.

Pero, lo mas difícil de comprender es la falta de leyes que ayuden a mantener el orden vial. En la Argentina, si un conductor atropella y se escapa del lugar del hecho, tiene tiempo de ir a visitar a un abogado, modificar los golpes en el auto y esperar a que se le pase el efecto del alcohol o de algún estupefaciente, si es que ingirió.

La fuga del lugar del hecho no es un agravante, como en el resto del mundo. Y si un conductor se encuentra conduciendo en estado de ebriedad, atropella y mata, puede llegar a recibir una sentencia menor a quien se encuentra sobrio. ¡Esto se debe a que algunos jueces consideran que conducir en estado de ebriedad es un atenuante, ya que el conductor no era consciente de sus actos!

Debido a esto, la Asociación Madres del Dolor hace años que presenta proyectos en el Congreso de la Nación para poder modificar la ley Vial, más precisamente, el art. 84 del Código Penal. Muchos se equivocan y dicen que pedimos que las penas se agraven, que queremos penas duras. Se equivocan, porque como no existen penas para quien huye del lugar del hecho o atropella en estado de ebriedad, lejos estamos de pedir que se agraven. Sólo vemos la necesidad de llenar este vacío legal.

Si uno le dice a un delincuente que en lugar de tener que cumplir una sentencia de ocho años, va a tener que permanecer quince años preso, realmente no va a cambiar su actitud, ya que es una forma de vida que decidió adoptar. Pero si le decimos a un conductor que va a tener que estar más de cinco años preso por dejar a una persona muriéndose sobre el asfalto (como Eduardo Sukiassian hizo con mi hijo Kevin Sedano, 14 años), seguramente va a pensar dos veces antes de pisar el acelerador.

En este momento el proyecto de ley que modifica a la ley Vial ya tiene media sanción de Cámara de Diputados. Desde junio del 2015 se encuentra en algún cajón perdido en la Comisión de Justicia y Asuntos Penales presidida por el senador por Entre Ríos, Pedro Guastavino (FpV). Varias ONG y familiares de víctimas fuimos al Congreso a pedir que le saquen el polvo y que traten este proyecto, ya que si no lo hacen este año pierde estado parlamentario. Nos recibieron los senadores Pinedo, Naidenoff y Odarda. Todos dieron su palabra de que van a hacer lo posible por tratar el proyecto.

Si no lo hacen, será el tercer proyecto que cae porque los senadores y diputados no cumplen con su trabajo. Mientras tanto, una joven de quince años mata conduciendo un auto, otro motociclista muere bajo las ruedas de un colectivo que circulaba a exceso de velocidad y padres pierden a su única hija porque un bólido se subió a una vereda. Todos estos conductores mañana pueden estar conduciendo nuevamente. Nuestros hijos no pudieron festejar el Día del Niño. Alguien les corto la vida y parecería que a nadie le importa.

* Referente de la Asociación Madres del Dolor y mamá de Kevin Sedano, atropellado en Olivos en mayo del 2002. Publicado en Télam

Si le decimos que va a tener que estar más de cinco años preso por dejar a una persona muriendo sobre el asfalto, va a pensar dos veces antes de pisar el acelerador.

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Si le decimos que va a tener que estar más de cinco años preso por dejar a una persona muriendo sobre el asfalto, va a pensar dos veces antes de pisar el acelerador.

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