Aparecieron grabaciones inéditas de Sumo de 1986

Un DJ de un boliche de Berisso rescató cuatro canciones grabadas directamente de la consola.

Tras encontrarse con imágenes inéditas de un show de Sumo en la disco Amadeus de Berisso en la revista Soy Rock, el por entonces DJ del boliche decidió contar una historia tremenda.

Rubén Kavanagh compartió cuatro canciones del recital de esa noche del 7 de noviembre de 1986 en La Plata. “Yo era el DJ del boliche”, narra. “Amadeus funcionó en donde estaba el viejo cine El Progreso, en la esquina de Montevideo y Génova, entre mediados de 1986 y marzo de 1991”.

Rubén comentó a la revista que los dueños del boliche mantuvieron parte de la estructura del cine. En la platea alta se conservaron las butacas y funcionaba como “reservado”. La pista se desarrollaba en lo que era la platea baja y en el escenario estaba la barra y la cabina del DJ, desde donde trabajaba él.

“Fue una noche muy agitada. Yo les había insistido mucho a los dueños para que llevaran a Sumo porque junto con lo Redondos era la banda que más gustaba en Amadeus. Finalmente se dió y se me ocurrió llevar mi deck con la intención de pedirle al sonidista que me dejara grabar el recital. Accedió y lo grabé completo en un cassette”.

Lamentablemente esa grabación desapareció en un incendio. Por suerte Kavanagh le copió algunos temas del recital a un amigo. Esos temas son los tres primeros de la lista y el que cerró: “Reggae de amor y paz”, “Debede”, “Nextweek”, y “Los viejos vinagres”.

Rubén decidió por primera vez publicar en YouTube y en las redes sociales esas canciones crudas y con un sonido directo de consola, y ayudar a reconstruir lo que pasó allí esa noche.

“El show fue tremendo y guardo de él una de mis anécdotas preferidas. En un momento del recital decido ir a la barra para verlo desde atrás. En un momento Luca se tira encima de la gente y le roban el cinturón. Vuelve a subir al escenario y empieza a reclamar que se lo devuelvan porque era un regalo muy valioso para él. Se lo devuelven pero sin la hebilla. En ese momento se calienta, deja el micrófono, encara para la barra y me pide una ginebra. Como ginebra no había, le ofrecí vodka, le llené un vaso y se lo tomó de una. Apoyó el vaso en la barra y volvió a cantar”.

Reggae de paz y amor

Debede

Nextweek

Los viejos vinagres


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