Conectados: La historia de la saeta del desierto

Desde muy chico ya iba, con mi hermano mayor, al taller mecánico de autos de mi viejo. Nuestro trabajo era cebar mate, alcanzar llaves y lavar piezas (también ir a buscar la coca fría y las galletitas en las tardes de verano). A fines de los 70, mi tío corría motocross con la base de una moto Zanella 180, mi viejo y mi abuelo se encargaban de la preparación. La influencia del entorno hizo que mis estudios secundarios los cursara en una escuela industrial, egresando como Técnico Mecánico.

Formado en la Facultad de Bellas Artes de la UNLP, me crucé con maestros como Carlos Regazzoni, con quien compartí horas de trabajo. También fui presentado por el arquitecto Clorindo Testa al Centro Cultural Borges, para llevar la muestra de objetos y esculturas metálicas “Cruzando el río”.

Cuando trabajaba en la esfera de metal ubicada en el centro de la rotonda de ingreso a la Ciudad de las Artes en General Roca que di con una Zanella Rutera 125 1975, abandonada en el patio de una casa. En ese momento estaba escuchando opiniones y comentarios sobre las diferencias entre diseño y arte. Esta moto, es uno de los íconos del motociclismo nacional.

El hallazgo de la moto dio origen al “Proyecto Saeta del desierto” que rinde homenaje a las motos que despertaron pasiones en personas que se dedicaron al motociclismo y la preparación de manera artesanal. Así, el taller del artista se convierte en taller mecánico, para poner en funcionamiento y crear una leyenda. La máquina ya es arte desde el momento en que es pensada, diseñada. Lo que pretendo al darle un nombre y cambiar su apariencia original de fábrica, es crear un personaje pensado para ser mostrado en un ámbito artístico.

Más de un año pase recorriendo distintos lugares en Chascomús, La Plata, Capital Federal y Alto Valle de Río Negro en busca de partes para la moto y conociendo personajes, de los que escuchaba anécdotas y secretos para mejorar la máquina (sacarle peso, la construcción del escape, posición de manejo, rodado, uso de materiales, etc.) El ida y vuelta entre estas dos provincias, viajando por sus rutas dio origen al nombre Saeta del desierto.

En Julio de 2017, me invitaron desde Museo Gregorio Alvarez de la Ciudad de Neuquén a mostrar mis obras y esa fue la oportunidad para presentar este pedazo de historia nacional, “el fierrito” como le decían en su época, demostrando que el diseño industrial también es arte.

“Cruzando el río” (2008)

Chapa soldada 105 x 140 x 55 cm.

Actualmente en hall de entrada del Consejo Deliberante de General Roca, Río Negro.

Esfera de las Artes (2014)

Hierro soldado, 5 metros de diámetro.

Monumento homenaje al IUPA (Instituto Universitario Patagónico de las Artes)

Perfil

Lucas Severini

Datos

“Cruzando el río” (2008)
Chapa soldada 105 x 140 x 55 cm.
Actualmente en hall de entrada del Consejo Deliberante de General Roca, Río Negro.
Esfera de las Artes (2014)
Hierro soldado, 5 metros de diámetro.
Monumento homenaje al IUPA (Instituto Universitario Patagónico de las Artes)
Nació en Chascomús, provincia de Buenos Aires, el 16 de febrero de 1979. Cursó sus estudios secundarios en la ENET Nº 1 de Chascomús.
En el período 1998-2003 estudió Diseño en Comunicación Visual en la Universidad Nacional de La Plata. En el 2000 comenzó a construir objetos con desechos de manera autodidacta. Ya en 2004 empezó a crear piezas metálicas para fines arquitectónicos, combinando conocimientos de taller y software de diseño.
En el 2006, con 26 años, participó por primera vez en un concurso de esculturas, “De la Patagonia al INTA en su 50º aniversario”.
En el 2014 ganó el concurso para construir una obra monumental para IUPA.

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