Argentina debe volver al capitalismo

Muy probablemente los conceptos que siguen me van a provocar algún desencuentro con gente que quiero y con la cual comparto gran parte de mi tiempo. Pero seguramente entenderán también que lo que está en juego es la viabilidad del país, lo cual no es poco.

Hace unos años llevo unos zapatos a arreglar y encuentro al zapatero, casi como la mayoría de todos nosotros, renegando de las cuestiones cotidianas de la economía. ¿Qué pasa?, ¿no le gusta el gobierno?, le pregunto. A lo que me responde: “Nooo, mi problema no es con este gobierno, ni con el anterior, ni con el que estaba antes; mi problema es… desde el general Roca para acá”.

Más allá de lo ocurrente de la expresión, la performance del país en los últimos 70 años le estaría dando mucho de razón. En todo ese período no hemos parado de caer en el ránking internacional. A comienzos del siglo XX, y en un período que llega hasta mediados del mismo, estuvimos entre los mejores diez del mundo, considerando el PBI per cápita.

El populismo que vino después argumenta que la Argentina de esos tiempos era un país muy injusto, y que por lo tanto, había que corregir el rumbo. Si bien esto es opinable, me atrevo a decir que esa “injusticia” de entonces, no debería ser muy diferente a la que caracterizaba al resto de los países que ocupaba el pelotón de avanzada, y seguramente también, sería menos injusta que la de los países que venían atrás (y que hoy tenemos adelante).

Pero lo que no es opinable son los resultados de las correcciones llevadas adelante por el populismo, ya que las cifras están a la vista: alta inflación; baja tasa de crecimiento; inestabilidad económica, política e institucional; alto desempleo; nivel educativo que no para de caer; 30% de pobres; inseguridad creciendo de manera alarmante; etc.

Basta con mencionar que si de algo se habla y escribe hoy de Argentina en el mundo no es de su “maravillosa tercera posición”, sino de cómo un país que estuvo en los primeros lugares, hoy está en una situación poco y nada envidiable.

La pregunta obvia sería: ¿podemos volver a ser lo que fuimos?; ¿podemos recuperarnos? En primer lugar, debemos ser conscientes de que hemos perdido mucho tiempo.

Sin embargo, esto no sería un impedimento. China estuvo inmóvil hasta fines de los años ‘70, y hoy, a cuarenta años de haber hecho los cambios necesarios, ya es casi la primera potencia mundial en términos de PBI absoluto. Algo parecido ocurrió con la Unión Soviética. En ambos casos, el sistema comunista no les solucionaba sus problemas, y por lo tanto, la única alternativa era retornar al capitalismo. No muy diferente de lo que tendríamos que hacer nosotros.

El proceso para recuperarnos, al igual que cualquier enfermo, pasa por: 1) reconocer que Argentina fracasó; 2) hacer un correcto diagnóstico de sus causas; y 3) poder llevar adelante el tratamiento correspondiente.

En cuanto a reconocer el fracaso de la “tercera posición”, ahí ya comienzan los impedimentos. Si bien casi todos los argentinos se quejan de lo que se vive a diario, es claro que un gran porcentaje de ellos ha conseguido alguna “conquista social”. Ya sea: un cargo público a perpetuidad y con alta probabilidad de que sus hijos y nietos también lo consigan; una jubilación de privilegio; alguna regulación profesional que lo beneficia; un cargo sindical; algún crédito subsidiado de la banca oficial; los hijos estudiando gratuitamente en la universidad, etc.

Sería casi natural que estos argentinos no reconozcan que Argentina ha fracasado, porque sería reconocer que son parte del problema.

En cuanto al diagnóstico, conociendo el pensamiento argentino claramente anti-mercado, y en caso de que se reconociera el fracaso, es probable que se culpara del mismo al propio mercado, aun cuando el país es hoy uno de los países más alejados de la economía de mercado.

El último impedimento sería la implementación. Como dije en los párrafos anteriores, hay sectores que no estarían dispuestos a perder sus privilegios, y pelearán hasta el final.

Creo que en este sentido nuestro país está en peor situación que los países comunistas que volvieron al capitalismo, porque en ellos, prácticamente todos sus habitantes estaban igual; todos estaban mal. Sin trabajo y sin ingresos. En el caso de Argentina no es así. Aquí hay dos sectores bien diferenciados: uno que trabaja de la misma manera, y hasta más esforzadamente que lo que lo haría en cualquier país razonable; y otro sector que, en base a los autodenominados “planes de lucha”, ha logrado privilegios, que lógicamente son soportados por el resto de la sociedad.

Si los argentinos no entendemos cuál es la situación real del país, difícilmente salgamos de los reiterados ciclos de crecimiento y depresión que nos han caracterizado en los últimos setenta años.

Las “correcciones” del populismo al modelo de principios de siglo XX están a la vista: alta inflación,bajo crecimiento; inestabilidad ; alto desempleo, 30% de pobres, entre otros.

La URSS admitió que el sistema comunista no les solucionaba sus problemas y la única alternativa era retornar al capitalismo. No muy diferente de lo que tendríamos que hacer nosotros.

Datos

Las “correcciones” del populismo al modelo de principios de siglo XX están a la vista: alta inflación,bajo crecimiento; inestabilidad ; alto desempleo, 30% de pobres, entre otros.
La URSS admitió que el sistema comunista no les solucionaba sus problemas y la única alternativa era retornar al capitalismo. No muy diferente de lo que tendríamos que hacer nosotros.

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