Vivir la adultez en un segundo hogar

Muchos de nuestros adultos mayores residen en geriátricos, a veces porque sufren alguna enfermedad y ésta ha avanzado tanto que se busca ayuda profesional en ese contexto de cuidado, otras porque contratar a alguien especializado para que resida junto a ellos en su casa implica un costo imposible de sostener y otras veces porque son ellos quiénes piden ser trasladados a un lugar donde saben que podrán socializar.

Estos espacios tienen que contar habilitación del municipio local y del Ministerio de Salud de la provincia. Stella Maris García es acompañante terapéutico y hace dos años inauguró dos residencias para adultos mayores. “Me inicié en este camino por mi historia personal, mis padres están enfermos y yo los cuido desde que tengo 15 años”.

García entiende que “el cuidado involucra dar contención desde lo emocional y entender sus procesos y sus mañas, sus momentos de llanto, de lucidez, de tristeza, y también conservar su higiene corporal”.

En los tiempos que corren parece que no hay tiempo para nada. Stella Maris sostiene que estar atento a una persona que se puede escapar, o abrir las hornallas, dejar el gas abierto, jugar con cuchillos. A lo anterior, se le puede sumar, agrega la acompañante terapéutica, un agravamiento de la enfermedad, como golpes, insulsos, llantos repentinos.

“Generalmente, los familiares llegan acá con ese stress, sintiendo que les cuesta separarse pero saben que en esos casos es lo mejor. Porque llega un momento en que todo eso cansa y empiezan los desencuentros, los retos”, afirma con conocimiento de causa.

Por su parte, la magíster en Gerontología, docente e investigadora de la UNC, María Cecilia Beitia, sostiene que en este siglo “hay consecuencias importantes en la relación familia y envejecimiento. En particular la capacidad de las familias de brindar apoyo y cuidado a las personas de edad avanzada y la voluntad de los gobiernos para cumplir con las disposiciones internacionales existentes”.

Y agrega que “las residencias geriátricas se presentan como una alternativa para habitar la ancianidad. Para los sujetos son sus nuevos ‘hogares’, se convierten en el espacio en el que los ancianos despliegan su cotidiano”. Una anécdota respecto a ello nos la trae García en la que uno de los residentes quiso llevar al lugar su placard porque era el que él reconocía. “Eso o si quieren traer su toalla o sus sábanas, nosotros no nos oponemos porque es parte de su vida”.

Un lugar de vinculación importante son los centros de jubilados y pensionados. Chichí es la presidente del centro Michay, hace 30 años que está frente a la institución y ello le permite afirmar que “los adultos se acercan porque quieren hacer alguna actividad, pero principalmente para compartir un mate, ser escuchados, pasar la tarde”.

Según su presidente, la gente llega al centro a hacer lo que no pudieron cuando eran jóvenes. “Muchos vienen y dicen ‘las ganas que tenía de hacer folklore pero pensé que nunca iba a poder aprender’ y ahora bailan y no faltan a ninguna clase. Y además de venir a bailar comparten la merienda”.

Beitia no deja de subrayar que hay que tener en cuenta los valores, las tradiciones, la cultura, las experiencias vividas por los adultos, y saber reconocer y apoyar sus capacidades, en pos de una mirada sana, responsable y sin discriminación hacia este grupo.

Festejos y jornadas

Centro Michay: El domingo 9 de octubre se festejan los 30 años del Centro y el día del adulto mayor desde las 10 y se almorzará. Es necesario comprar una tarjeta de $150, habrá música, baile, torta y un brindis. Cipolletti 1040

UNC, Aula Magna de Neuquén: El 7 y 8 de octubre se desarrollarán las primeras Jornadas Patagónicas de Gerontología y Trabajo Social tituladas “Hacia una nueva mirada paradigmática de la vejez”. Más información: jorndasgerontologiats@ gmail.com

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