Della Miranda: la empresa con creatividad de alta temperatura

Dedicada a la fabricación de elementos refractarios. Una historia más donde la crisis se transformó en emprendimiento, generando un producto de alto valor agregado y eficiencia energética.

Dice el diccionario que “metamorfosis” es el cambio o transformación de una cosa en otra, especialmente el que es sorprendente o extraordinario y afecta a la fortuna, el carácter o el estado de una persona. Precisamente eso es lo que han vivido un sin número de emprendedores en nuestro país, al ritmo de los vaivenes de la economía nacional.

Uno de ellos, es Pedro Soraire, un empresario pyme de la ciudad de Cipolletti, dedicado a la fabricación y comercialización de elementos refractarios. Su historia de emprendimiento nació hace mas de treinta años, con una fábrica tradicional de ladrillos. Más tarde, a fines de los años 80, fundó Ladrillera Patagónica junto a un grupo de socios, un emprendimiento que permitía la fabricación en serie, con una moderna máquina extrusora, y bajo techo, lo que humanizaba el trabajo. Pero la producción industrial requería trabajo en blanco, y el resto de las fábricas tradicionales se manejaban en negro. Competir fue imposible.

Fue así, como en tantas otras historias, que buscando una vuelta de rosca que agregara valor al oficio y permitiera encontrar un nicho de negocio novedoso y rentable, nació Della Miranda, y de la fabricación tradicional de ladrillos, Soraire y su familia se mudaron a la producción de elementos refractarios.

“Necesitábamos seguir trabajando, y hubo que buscar alternativas. Nuestra formación técnica, un valor que no todos tienen, nos permitió desarrollar una fórmula propia para el refractario”, cuenta Soraire.

La ventaja principal de los elementos refractarios es que absorben la temperatura y luego la liberan paulatinamente, con lo cual se aprovecha al máximo la inercia térmica. Eso implica optimización de la energía, ahorro, eficiencia y multiplicidad de usos. Della Miranda fabrica un abanico de elementos con estas características. A los tradicionales ladrillos refractarios en sus distintas presentaciones se suma una línea gastronómica que incluye piedras de horno para pizza, provoleteras, queseritas y casuelas; y una línea ligada a la calefacción en la que sobresalen las estufas rusas, y los braseros, que cuentan con una pequeña parrilla en su parte superior.

Las estufas rusas, son especialmente atractivas en medio del invierno y cuando se sigue discutiendo en cuanto al alcance del tarifazo al gas. Es que este tipo de artefactos, construido en su totalidad de material refractario, otorga un rendimiento muy superior al de las tradicionales salamandras, y son ademas mucho más seguras.

“En la cámara de combustión, se logran hasta 900 °C. La estufa está compuesta de elementos de acumulación. Eso implica que la temperatura se sostiene por más tiempo, ganando en eficiencia”, explica Soraire. El sistema es especialmente bueno para quienes se calefaccionan solo con leña, ya que posibilita obtener el máximo rendimiento calórico. Atendiendo a ello, el municipio de Cipolletti en conjunto con Della Miranda, organizó un curso explicativo a principios de agosto, para promover la colocación en los barrios periféricos de la ciudad.

Datos

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$ 12.000
El costo de colocación de una estufa rusa. El sistema permite ahorro y alto rendimiento.

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