El Plan Frutícola, a la espera de nuevas definiciones políticas

Pasaron cerca de cuatro meses de aquella presentación oficial del Plan Frutícola ante el presidente Mauricio Macri en Buenos Aires.

Desde aquel entonces el gobierno de Alberto Weretilneck consiguió un amplio consenso sobre el diagnostico de crisis que atraviesa el sector. Pero las discrepancias aparecieron en las herramientas que se necesitan para poder a volver a poner de pie la actividad.

Fuentes del gobierno nacional aseguran que están esperando el borrador final, con el aval de los sectores involucrados, para poner a rodar los fondos disponibles en las tierras del Valle.

Entre tanto, en Viedma, reina el optimismo. “En la última reunión el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, le solicitó al gobernador que adelante las demandas sobre los organismos nacionales involucrados en el Plan Frutícola”, confió un importante allegado a Alberto Weretilneck. Dependencias como el Senasa, Aduana y AFIP figuran, entre otras tantas, en esa lista solicitada.

La misma fuente mencionó que “el consenso ya está, por lo tanto esa no es una traba para continuar con el proyecto”. Destacó, en este sentido, que suman más de 700 las adhesiones al Plan Frutícola y asegura que con ese número de avales se puede comenzar a trabajar.

Desde España fue el mismo Weretilneck quien también confirmó conversaciones con el presidente por este tema.

Pero pese a esta euforia oficial, la segunda reunión con Macri se hace esperar en un contexto donde los tiempos apremian y las expectativas iniciales en la región comienzan a perder tensión.

“Debemos empezar con algo. Si no hay una estrategia en marcha para mayo, el Valle puede llegar a incendiarse”, destacaba un importante empresario regional al ser consultado por el tema.

De los tres ejes sobre los que se basa el Plan Frutícola: los fondos que se aportan a través de la Nación, el consenso del sector para ingresar al proyecto y los avales de la provincia para garantizar el cobro de los créditos, sólo este último punto es el que falta terminar de cerrar.

De firmarse el acuerdo entre la Nación y la Provincia, el Plan luego debe ser convalidado con los votos de la Legislatura. Y no son pocos los diputados que se preguntan si entregar garantías para sector privado no expone, aún más, las críticas cuentas públicas de la Provincia.

El inconveniente que enfrenta el gobernador para seguir adelante con este importante proyecto, es político. Si no logra resolver los problemas de interlocución con la cámara de empresarios (CAFI y Cinex) y la Federación de Productores, todo se le podría llegar a venir en contra, lo que dejaría de ser sólo un problema para la fruticultura para convertirse en uno político mucho más amplio, y más aún un el complejo año electoral como es el que se vislumbra.

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