Pocos alicientes para bancarizar la economía

El actual esquema quita competitividad a la producción y el comercio. El Estado no encontró mejor forma que lograr que los contribuyentes anticipen sus impuestos a través de débitos sobre sus cuentas bancarias.

Es reiterativo el interés del gobierno por mejorar la bancarización de la economía. Lo mismo que su entusiasmo por establecer un nuevo modelo fiscal de recaudación nacional y provincial.

Y analizando esta situación, ambas cuestiones van de la mano. Es común ver como la presión fiscal se muestra en los movimientos de dinero que los contribuyentes observan a través de sus resúmenes bancarios y la complejidad anual para armar la información que finalmente termina en la declaración jurada anual de impuestos.

El Estado no encontró mejor forma que lograr que los contribuyentes anticipen sus impuestos a través de débitos sobre sus cuentas bancarias.

Así es como por un depósito provincial cobran anticipado el Impuesto a los Ingresos Brutos a través del Sircreb y el Estado Nacional lo hace mediante el cobro del Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios. Mensualmente, al recibir el contribuyente por correo postal o electrónicamente el resumen de cuenta, la entidad financiera aclara en lugares destacados el monto cobrado por cada uno de los tributos, incluyendo el impuesto de Sellos.

Con esta presión tributaria es muy difícil lograr convencer a los ciudadanos y empresas de las bondades de la bancarización. Estamos hablando de una carga fiscal promedio del orden del 4%.

Si se toma el caso de un contribuyente que necesita para pagar impuestos la suma de 10.000 pesos con débito en su cuenta bancaria, debe considerar que necesita depositar alrededor de 10.400 pesos, es decir 400 más en razón que los impuestos por la operación le consumirán esa diferencia.

Ahora bien, el Gobierno Nacional está trabajando para una reforma fiscal que regiría en el año 2018 y en mi opinión debe iniciar ya la reforma suspendiendo el cobro de impuestos a través de las cuentas bancarias. Empezando por las personas físicas y Mipymes, a quienes se les exige inscribirse como tal ante la AFIP.

Se podría utilizar ese listado para eximirlas de los impuestos distorsivos liquidados en su resumen de cuenta y Sellos que grava los intereses profundizando la carga financiera, por ejemplo, en la negociación de cheques de pago diferido, que se comunican a tasas del 17% anual, pero terminan con un Costo Financiero Total (CFT) superior al 34% anual.

Si los contribuyentes se olvidan de registrar mensualmente todo este tipo de impuestos, es probable que terminen pagando más tributos que los corresponden, ya que la carga administrativa es enorme.

La pesadilla fiscal genera, a través de las cuentas bancarias, que se cobren impuestos por depósitos de dinero provenientes de la venta de un automóvil, de una propiedad, fondos recibidos de una sucesión, o insólitamente por el cobro del rescate de un seguro de vida, capitalización y ahorro, todas actividades no gravadas y que no corresponden a la actividad normal y habitual comercial del contribuyente.

Además, existen casos en los que se cobran impuestos cuando se acreditan créditos y luego se vuelven a cobrar sobre los débitos mensuales de cada cuota, las que incluyen capital, intereses e IVA. Es decir, se cobran 2 veces y se pagan más impuestos sobre los ya cancelados. El gobierno debe entender que esta pesadilla fiscal inhibe la posibilidad de la bancarización pura y simple.

Datos clave

Datos

4%
es el costo fiscal promedio que tiene una empresa regional al tener bancarizadas todas sus cuentas comerciales.
1,2%
es lo que debita el banco por el impuesto a los créditos y débitos bancarios.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios