Temor a lo peor: el retraso cambiario seguiría en 2018

La crisis política que se desató en Brasil esta semana terminó con una devaluación del real del orden del 8%. Los efectos en el país se hicieron sentir en forma inmediata: el peso se depreció 2,5% en ese mismo período para terminar la jornada cerca de los 16,3 pesos. Un alivio que poco ayuda a cambiar la tendencia que lleva el retraso cambiario en el mercado local.

Para la mayor parte los analistas la divisa norteamericana debería ubicarse hoy entre los 19 y 21 pesos por unidad. Es decir, un 20% por encima de lo que hoy cotiza.

El futuro del dólar en 2017 pareciera que toma un rumbo incierto. Meses atrás los principales referentes del gobierno nacional aseguraban que, a partir del último cuatrimestre del año, iba a existir un fuerte reacomodamiento de la paridad cambiaria que permitiría corregir los desvíos que hoy estaba produciendo la fortaleza de la moneda local sobre ciertos sectores de la economía.

Sin embargo, pareciera que esta discusión está muy dividida cuando salen a la luz las conversaciones que se producen dentro del entorno del presidente Macri. Parte importante del gabinete interpreta que los costos económicos y sociales de sostener un dólar deprimido deberían ser menores que aquellos que se disparen producto de una importante corrección cambiaria.

“Federico Sturzenegger es hoy quien manda en la economía argentina”, confesó esta semana un importante funcionario de Hacienda, dando a entender por donde viene la ruta del modelo económico, tras una larga conversación con este medio. El dato no es menor. El presidente del Banco Central (BCRA) es sobre quien están puestas todas las miradas ya que varios son los analistas que aseguran que sólo con una política agresiva de altas tasas de interés los niveles de inflación no van a bajar. Y como contraparte esta medida genera presión sobre el costo del dinero frenando cualquier posibilidad de reactivación económica.

El problema en el que se encuentra el gobierno es muy complejo. Con un déficit de más de siete puntos del producto (PBI), consolidando Nación y provincias, y una pobreza de más del 30% en todo el territorio del país, el recorte del gasto se hace complicado. Sin la decisión política de ajustar, el gobierno insistirá en la toma de deuda para corregir sus necesidades presupuestarias (ver recuadro adjunto), inclusive durante el segundo semestre del corriente año y gran parte del 2018.

Esto hace prever que el ingreso de dólares continuará presionando sobre la plaza local más allá de las elecciones postergando así las posibilidades de corrección del retraso cambiario que sufre la economía. “Se ha elegido un camino de política monetaria para reducir la inflación pero manteniendo una política fiscal extraordinariamente expansiva financiada con ahorro externo. Esta combinación genera problemas en el corto y el largo plazo”, confió esta semana el economista Miguel Ángel Broda.

Hasta que no se encuentre un sistema en equilibrio entre la tasa de interés, el dólar y la inflación no hay grandes posibilidades de cambiar la tendencia que muestra la economía. La mayor parte de los economistas coinciden en señalar que será clave apurar las correcciones sobre la política fiscal ya que es allí donde nace el principal problema que termina afectando parte de los desequilibrios macro del país. Pero el ala gradualista del gobierno asegura que acelerar la tasa de disminución del déficit fiscal generará un costo social que terminará impactando en un nuevo salto de los índices pobreza e indigencia.

Claramente la administración Macri ya optó. Para compensar los desequilibrios presupuestarios el gobierno continuará con su política de toma de deuda. Este ingreso de divisas presionará sobre la paridad cambiaria y colocará más pesos en el mercado, los que luego deberán ser absorbidos por el Banco Central a tasas que terminan por frenar el desarrollo de la economía real. Esta es la síntesis de un círculo vicioso en el que sólo se retroalimenta la bicicleta financiera.

Y no pocos son los que seguirán aprovechando este escenario de enormes ganancias con riesgo muy bajo. Estudios oficiales marcan esta tendencia.

El informe cambiario presentado esta semana por el Banco Central da cuenta que si bien en abril cayó la inversión extranjera directa, la llegada de capitales destinado a inversiones financieras creció fuertemente. La estadística es cruda en este sentido: mientras que el flujo externo para proyectos de la economía real cayó de 380 millones en marzo a 244 millones de dólares el mes pasado; el volumen de dólares que ingresaron para participar del sistema financiero alcanzó los 1.200 millones de dólares, mostrando un crecimiento del 70% respecto de marzo del corriente. Se trata del nivel más alto de ingreso de divisas desde la salida del cepo cambiario en 2015.

Muchas son las empresas que están hoy girando dividendos hacia sus casas matrices apoyados de este ingreso adicional que se genera con el “carry trade”.

Modelo inconsistente

La gente percibe que el dólar esta barato y por ello migra en sus vacaciones hacia el exterior, compra tecnología o ropa en países vecinos, y ahorra en dólares lo que su salario le permite. En relación a este último punto los informes oficiales destacan que las compras minoristas que van a atesoramiento sumaron el mes pasado algo más de 2.000 millones de dólares, una cifra alta cuando se la proyecta para los próximos doce meses.

Volviendo al informe del BCRA allí se refleja que el egreso de divisas por turismo al exterior también creció fuertemente en abril ubicándose en los 943 millones de dólares, un 25% más que en el mismo mes del año anterior. Pero en paralelo, el ingreso por turismo en el país trepó un 58% respecto de abril de 2016 aunque en valores nominales alcanzó sólo los 162 millones de dólares. La fuga de dólares por turismo también es significativa.

En definitiva una parte de los dólares que están ingresando como deuda que toma el Estado para compensar su déficit fiscal hace ya tiempo que está saliendo del país (giro de dividendos, turismo, balanza comercial, etc.) o del sistema (atesoramiento) lo que hace inviable en el tiempo este tipo de práctica por parte del gobierno nacional.

Según estudios privados con los dólares que hay en el sistema, a los que hay que sumarle los extras que llegarán por la toma de nueva deuda, la administración Macri no debería tener problemas con el tipo de cambio hasta por lo menos fines del año próximo. Sin embargo en la medida que el gobierno se enamore de esta práctica y no tome medidas de fondo correctivas, la volatilidad de las variables macro tenderá a presionar mucho más fuerte sobre el corsé que hoy sostiene el modelo.

Todo este escenario hace muy vulnerable y riesgoso al futuro del país, porque la economía termina siendo dependiente del pulmotor del sistema financiero internacional que alimenta de los dólares al modelo para financiar un gasto en pesos, provocando la apreciación de la moneda nacional. Algo que tampoco es sostenible en el tiempo.

Estaría lista la colocación por 20.000 millones de dólares

“Tener un dólar de $ 22 y seguir con la explosión del gasto público y la presión tributaria sería pan para hoy hambre para mañana”

Guillermo Nielsen,

economista

“Tenemos un tipo de cambio competitivo al comparar el peso con divisas de países que Argentina comercializa”

Nicolás Dujovne,

ministro de Hacienda

“Hoy el tipo de cambio real está 10% más apreciado que en el nivel de salida de la convertibilidad, cuando había un atraso de magnitud”

Miguel Ángel Broda, Economista

La mayor parte de los economistas coinciden en señalar que será clave apurar las correcciones sobre la política fiscal.

Puntos clave

para entender la crisis

Dato

Dato

Datos

El gobierno comenzó esta semana a cerrar la negociación con los operadores internacionales para la colocación de deuda en los mercados internacionales por unos 20.000 millones de dólares, con lo que quiere completar la mayor parte de las necesidades para el 2017 y llegar con tranquilidad al segundo semestre del año con el 70% del programa culminado.
La tasa de interés que se buscará será de las mejores que se lograron en muchos años, buscando que no se supere la autorización de una tasa de Libor más 2,9% revisables cada seis meses, con lo que sería en estos días de menos de 4,5%.
Para el gobierno, el clima actual para es el ideal luego de la consolidación en la rebaja del riesgo país que hoy se ubica levemente por arriba de los 400 puntos.
La operación podría concretarse en una sola tanda o de manera gradual, pero garantizándose el Ejecutivo que las necesidades financieras estarán solucionadas para el segundo semestre del año. Dicho de otro modo, el Ministerio de Finanzas de Luis Caputo le permitirá a Mauricio Macri, llegar a las elecciones legislativas de este año con este frente solucionado.
“Tener un dólar de $ 22 y seguir con la explosión del gasto público y la presión tributaria sería pan para hoy hambre para mañana”
“Tenemos un tipo de cambio competitivo al comparar el peso con divisas de países que Argentina comercializa”
“Hoy el tipo de cambio real está 10% más apreciado que en el nivel de salida de la convertibilidad, cuando había un atraso de magnitud”
La mayor parte de los economistas coinciden en señalar que será clave apurar las correcciones sobre la política fiscal.
El gobierno intentará bajar lentamente el déficit fiscal, para llevarlo desde 8% del PBI actual, al 3% proyectado para el 2019. Esto significa que se tendrá que financiar con algo más de 60.000 millones en los próximos tres años.
Lo hace tomando deuda, y ese gran ingreso de dólares obligará al mercado a convivir con un tipo de cambio bajo. La otra alternativa es finaciarse vía emisión pero eso golpearía sobre la inflación.
Para lo que resta del año el gobierno no descarta planchar el dólar, para ello estará obligado a convivir con tasas de interés altas, y una inflación en caída.
En el corto plazo, de cara al segundo semestre del año, se espera ver un dólar entre 16 y 17 pesos. No mucho más.
La evolución de la divisa en el mediano plazo (2018) mucho dependerá del volumen de deuda tomada y expectativas inflacionarias.
8%
Fue lo que se hundió el real el jueves pasado por la crisis política del país. En Argentina, el peso se devauó sólo 2,5%.
25%
Es la tasa de interés promedio de referencia que puso el Banco Central para la colocación de Lebac.

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