Redacción

Por Redacción

La inversión privada es clave para el desarrollo

Análisis

Datos

Frente a la necesidad que existe de hacer crecer las exportaciones, suena absurdo que los gobiernos de los últimos años no hayan dado su apoyo al sector privado para el desarrollo de la agroindustria en las distintas economías regionales del país.
El potencial que genera una inversión privada en estas áreas es enorme. Un claro ejemplo es lo que se observa en el Valle Medio. Pese a contar con retraso cambiario y costos por encima de la media de sus competidores, la producción de cerezas generará 3.100 puestos de trabajo en la presente temporada. Una cifra casi diez veces superior a la totalidad de empleados públicos municipales de toda la región.
¿Qué pasaría entonces si este mismo proceso se observa en la fruta de pepita, la industria de jugos, la del tomate, y todos aquellos productos que puedan desarrollarse en suelos irrigados? La cantidad de trabajadores se podría multiplicar por diez o por veinte, según el tipo de alternativa que se trate.
Lo paradójico de todo esto es que mientras en nuestro país prevalece la cultura del “no se puede”, otras naciones han sabido sacar provecho de las oportunidades. El caso chileno es ejemplo de cómo se construye un verdadero clúster agroindustrial. El vecino país desarrolló un área dedicada a estos cultivos superior a las 250.000 hectáreas. Su impacto: 12.500 productores, 60 empresas procesadoras y 350 cámaras de frío, unos 500.000 empleos directos y un millón de indirectos. Todo el Valle de Río Negro y Neuquén debería apuntar hacia ese horizonte y, para ello, clave son las inversiones que lleguen del sector privado.

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