de los que estacionan

Las opiniones de los automovilistas son variadas y en algunos casos la experiencia es negativa.

Belén suele dejar a sus sobrinos mellizos en la escuela N° 32 y contó: “Una vez estacioné frente a banco Patagonia y cuando salí fui perseguida por un lavacoche que me miraba mucho el bolso, pero entré al auto rápido para resguardarme. Desde que me pasó eso trato de esquivarlos”.

Walter estaciona después del medio día en la calle Hipólito Yrigoyen donde se instalan muchos trapitos. “No he tenido problemas con ellos porque me niego a que me laven el auto pero tampoco les doy margen, si no te demuestran cómo son en verdad. Muchas veces están drogados o borrachos”.

Emiliano ofrece un servicio técnico en el Banco Patagonia y estaciona sobre Yrigoyen. “Veo que hay gente que los tiene en buena estima a los lavacoches, algunos les dejan el auto con la puerta abierta para que les limpien el interior”, dijo.

Sobre los tachos que ponen en la calle, dijo que “es para guardar el lugar para algún automovilista. A veces les pido permiso y los corren”. Otros vecinos en cambio expresaron que si alguien quiere estacionar donde están esos baldes está obligado a contratarlos.


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