Ejemplo de éxito con la alfalfa en Senillosa, que quiere ser un polo forrajero

Maciel Peretó es uno de los productores que reconvirtió sus cultivos tradicionales. La localidad, beneficiada por el sistema de riego y la existencia de tierras productivas ociosas, la localidad reverdece y le hace frente a los loteos.

La alfalfa es la reina de las forrajeras y Senillosa busca convertirse en su mejor dama de compañía. Aquí se encuentra uno de los valles más importantes de Neuquén en producción de alfalfa. Muchos productores, aunque de pocas hectáreas, aprovechan la oportunidad de cubrir una demanda creciente e insatisfecha.

“Con el tiempo y por dos razones los productores se vuelcan a la alfalfa. Por un lado, porque es un cultivo de un relativo fácil manejo y por otro por el bajo requerimiento de mano de obra. Varias hectáreas frutícolas en crisis se reconvirtieron hacia allí. A veces las ganancias son menores, pero lo pueden manejar ellos mismos”, dijo Luis Villarroel, técnico del programa forrajero del Centro PyME.

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Pero según los especialistas, uno de los principales motivos por los que la gente alaba a la reina, es que la demanda de fardos de alfalfa es muy alta y está insatisfecha en la provincia. En este sentido, la venta de lo que producen está garantizada y a buen precio.

En Senillosa el canal de riego nace en Arroyito, a pocos kilómetros de la chacras y avanza para el lado de Neuquén. Toda esa zona está bajo riego y si bien no tienen consorcios, Recursos Hídricos lo regula muy bien y no es caro. Lo más caro es la tierra y la competencia con la urbanización.

Al llegar a esas chacras, los carteles que dicen “se venden fardos” abundan. En la de Maciel Peretó los cuadros verdes están poblados de los fardos que se hicieron temprano por la mañana, cuando el rocío humedecía las hojas recién cortadas.

“Acá pueden regar el ciclo completo de la alfalfa de noviembre a abril. Si es para la venta, siempre lo ideal es la alfalfa, porque es lo que quieren comprar. Pero se pueden producir forrajes en general. Muchos se adaptan mejor a ciertos suelos y condiciones y sirven para la alimentación del ganado y hay que tenerlos en cuenta”, dijo Mariana Hafford, coordinadora del Programa Ganadero del Centro Pyme.

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En esta zona cada chacra no supera las 10 hectáreas y el cuello de botella es que, financieramente, a un productor chico no le conviene comprar las maquinarias. Entonces, existen contratistas que hacen el trabajo y a cambio se quedan con un porcentaje de la producción.

Una apuesta de todos

Los competidores más grandes para los alfalferos neuquinos son los productores de Valle Medio de Río Negro, pero de allí se traen sobre todo rollos, para los que se requiere una cierta maquinaria para el manejo. En cambio los productores más chicos prefieren el fardo porque se maneja a mano.

“Se debe tratar de hacer un buen producto en cada eslabón de la cadena, para ofrecer buena calidad. Desde la provincia se intenta fomentar la siembra de forrajes, porque hoy los productores tienen que ir a comprar a Río Negro, cuando acá hay superficie ociosa”, dijo Villarroel.

El año pasado se sembraron más de 125 hectáreas con el servicio que ofrece Provincia. Además, en los últimos años otorgaron más de 80 tractores a las asociaciones de fomento rural.

Insisten en el control de la tucura y la rosa mosqueta

En la zonas productivas del sur de la provincia también se trabaja en la incorporación de técnicas innovadoras que permiten un manejo de la ganadería para mejorar desde la alimentación del ganado y la calidad de la carne, hasta la comercialización. Desde Producción recorrieron los campos para asesorar a los productores en el control de la tucura y la rosa mosqueta.

Se informó que durante esta temporada la tucura se presentó en toda la provincia, con nacimientos más tardíos en relación con los años anteriores. En cuanto a la rosa mosqueta, se evaluó la efectividad de distintos herbicidas, recomendando utilizar los más efectivos para la zona.

El ministro de Producción e Industria, Facundo López Raggi visitó el campo El Porvenir, donde se trabaja sobre el control de la rosa mosqueta que afecta los mallines, el campo Sihuen que cuenta con un proyecto de engorde, y el campo Huechahue en el que se trabaja un proyecto de siembra de remolacha como alternativa de alimento para su propio ganado.

“Estos son campos que se vienen siguiendo por parte de la provincia, a través del Centro PyME Adeneu, desde hace ya unos años”, detalló el flamante ministro y consideró que “es muy lindo ver lo que se generó, porque sirven para mostrar lo que se puede hacer con algunas innovaciones como la remolacha forrajera. Es importante acompañar a los productores que miran dónde se puede crecer ”.

“En la provincia se trabaja en todo el proceso productivo: desde el alimento, el forraje, el manejo ganadero y hasta la parte comercial”,

aseguró el ministro de Producción e Industria, Facundo López Raggi.

La producción en fardos tiene mejor salida entre los pequeños productores pues se puede manejar a mano sin requerir de máquinas especiales.

El emprendedor que produce más allá de su tranquera

Maciel Peretó tiene dos hectáreas y media y es el mejor ejemplo del éxito en la apuesta a este cultivo en Senillosa. Después de trabajar con verduras y de dedicarse a la cría de gallinas ponedoras por 16 años, decidió dar un giro hacia la alfalfa y no para de crecer.

“Me crié en una chacra y a los 23 años compré acá y decidí que esto es lo que quería. Lo desmonté, hicimos los canales, en un principio, como integrante de la cooperativa de Senillosa. Después compré las máquinas y empecé a brindar servicios para nivelar chacras, hasta que decidí poner alfalfa”, cuenta Maciel.

Tenía el capital que le aportaba su trabajo de emparejador y pudo invertir en una enfardadora y una cortadora, pero pronto las dos hectáreas y medias le quedaron chicas. Allí fue cuando comenzó a hacer acuerdos con sus vecinos y, de a poco, extendió el cultivo a las chacras vecinas.

Según los técnicos que le brindan asesoramiento una de las virtudes de Maciel es que realiza desde el comienzo inversiones genuinas, sin dependencia del Estado. A su vez, es muy emprendedor y trabaja de tres maneras. En primer lugar en su tierra, luego mediante servicios. Corta y enfarda con sus máquinas en las chacras vecinas que no cuentan con las herramientas y se lleva una parte de la producción a cambio. Y otra es en las chacras ociosas. Las nivela, las siembra, pone las maquinas y la trabaja por uno o dos ciclos, llevándose lo que produce. Luego el dueño se queda con una chacra sistematizada y en plena producción.

Entre los diferentes sistemas hoy tiene 25 hectáreas en producción y a 15 les presta servicios. Confía que hay mucho por hacer, ya que todavía hay unas 100 hectáreas improductivas en esa zona, que se podrían sembrar.

Cuenta que de a poco mejoraron las variedades y aumentaron los rendimientos y que implementó un sistema de selección de pastos.

“Este año ampliamos, vamos por los 25 mil fardos cosechados y no debo tener ni 3.000 fardos en el galpón. El fardo, según la calidad está a 80 ó 90 pesos y antes del invierno me quedo sin producción. Vendemos mucho a la cordillera y a Zapala”, concluyó.

De Picún Leufú a Añelo, los grandes desarrollos

Todo lo que el animal pueda comer se llama forraje y además de la alfalfa existen otros forrajes como verdeos de invierno, pasturas consociadas, remolacha forrajera y maíz. En los valles también se cultivan, pero son para sus propios animales.

Otras zona forrajera es la de Picún Leufú. Allí algunos tienen grandes problemas de riego en esta época, cuando se seca el arroyo. Allí también se desarrolla el ambicioso proyecto de Las Taperitas compuesto de 700 hectáreas donde se destinan unas 500 a forrajes y 200 a feed lot.

En la zona de Añelo hay grandes productores que hacen fardos y rollos.

Datos

“En la provincia se trabaja en todo el proceso productivo: desde el alimento, el forraje, el manejo ganadero y hasta la parte comercial”,
La producción en fardos tiene mejor salida entre los pequeños productores pues se puede manejar a mano sin requerir de máquinas especiales.

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