La Rinconada, el lugar que fue cuna del desarrollo de Sierra Grande

La ex Colonia Pastoril nació a comienzos del siglo pasado. El boom minero que se generó desde 1945 le fue sacando habitantes, que se trasladaron a la ciudad nueva. Hoy es un lugar de visita para recreación. Una pareja se instaló allí para “bajar cambios”.

postal profunda

Los escasos habitantes que quedan en el primer asentamiento de Sierra Grande son todos foráneos. Se trata de la ex Colonia Pastoril La Rinconada, conocida también como Sierra Vieja, un viejo paraje de crianceros.

El lugar, ubicado a 3 kilómetros al oeste del actual trazado, fue cuna para quienes llegaron desde distintos rincones de la Patagonia, a comienzos del siglo pasado.

En Sierra Vieja la vida de los habitantes fue similar a la de los pueblos de meseta de la Línea Sur rionegrina, antes de que llegue la explotación de hierro en 1945 y el desarrollo económico, que obligó al traslado del asentamiento.

En la excolonia llegaron a vivir 500 pobladores, sumando a los de la zona rural. Había casas, almacenes, una comisaría, una escuela –la primaria 62, que hoy funciona en Sierra Grande y recientemente cumplió 90 años – y un correo –hoy convertido en museo y un Juzgado de Paz–.

Las casas de adobe hoy están en ruinas, la escuela en proceso de reconstrucción y el antiguo edificio de correo es hoy el museo Duamn Ruca.

Aún se mantiene en pie el almacén de los Segovia y algunas casas dispersas. Muy cerca está el cementerio de Sierra Grande y una cancha de rugby.

Las pasturas y el refugio que dan las sierras de pórfido que rodean el lugar convierten el área en un rincón para el disfrute.

Esa belleza fue la que atrapó a Sergio Mastrocola y su esposa Sofía Francinelli, que llegaron desde Buenos Aires y Trelew para “bajar cambios”. Se autodefinen amantes de la naturaleza, cultivan, no crían animales “y el perro y los pájaros acá están sueltos, nos gusta la naturaleza y la tranquilidad”, expresan a este diario.

Cuando llegaron a Sierra Vieja en el 2000, dicen que era “un pueblo fantasma”. Sólo vivían en par de familias. Tenían un local nocturno en Sierra Grande y cuando terminaba la jornada, de mañana subían al cerro y soñaban con su nuevo lugar.

“¿De quién será ese pedazo de tierra?” se preguntó el matrimonio. Averiguaron y más tarde compraron la parcela y de inmediato empezaron con la construcción de una bella cabaña que levantaron al pie del cerro de la cruz. La desgracia golpeó a la puerta hace unos años y lo perdieron todo en un incendio, pero volvieron a levantar una cabaña aún más vistosa y cómoda.

Hoy es un lugar soñado y confortable, con cultivos, mucha madera y piedras de la zona jugando con los tonos naturales. Lejos está esa característica que había antes porque cuando llegaron “el yuyo más bajo medía un metro”, recuerda Sergio.

Le pusieron a su parcela El Nido del Águila en honor a un cerro que conforma la cercana formación rocosa.

Apenas viven otras dos familias de manera permanente que también son de otros lugares.

Sergio sueña con que este sitio sea valorado. “Tenemos que tratar que esto lo tengamos como un lugar histórico, y no tenemos que perder ese valor que hoy le falta”, acotó.

El lugar se encuentra en un marco de belleza extraña para la zona. Sierras elevadas, abundante vegetación y edificios históricos que le añaden valor cultural. Es vital su conservación como patrimonio histórico del sitio, de un pueblo que ya tiene más de 100 años y que marcó el inicio de una historia que fue mayor.

Don Segovia no puede olvidar el lugar

Santiago no olvida su origen.

El sueño de Don Santiago Segovia apunta a que no se pierda la rica memoria del lugar.

En el paraje semiabandonado no quedan antiguos pobladores, y él es uno de los últimos referentes.

Si bien él vive en Sierra Grande, todos los días recorre los tres kilómetros que lo separan hasta Sierra Vieja. Va a la casa que aún se mantiene en pie y donde funcionó una tradicional pulpería.

Allí tiene sus queridas plantas y es un lugar que en sí encierra historias que vivieron sus padres, hermanos e incluso el mismo Manuel Novillo, descubridor del hierro que se afincó en el lugar.

Segovia anhela que se ponga en valor lo que fue la vida y personajes del primer poblado. Quiere recuperar la primera cancha de fútbol que hoy está dentro de un patio.

Rugby serrano

y algunas demandas

En Sierra vieja hay una cancha de rugby del club Los Jabalíes que cada fin de semana le pone acción al lugar. La cancha está entre cerros y una arboleda imponente, y cada vez que hay torneos regionales es usada íntegramente. También está la sede del club.

Hace unos años el Municipio colocó bancos, mesas, fogones y hasta armó una plaza para el aprovechamiento recreativo. Así se multiplicó la llegada de vecinos.

Lo que esperan ansiosos los habitantes es que pronto llegue el suministro de la energía eléctrica. El cableado pasa a unos 300 metros.


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