La tan esperada luz llegó al fin a la isla de Pomona

Las familias que viven allí lo ven como “un cambio de vida”. La distribuidora Edersa colocó los medidores en cada propiedad.

Luego de dos años de espera, finalmente una media docena de familias que viven en una isla de importantes dimensiones en cercanías de Pomona cuentan desde hace exactamente una semana con el servicio de energía eléctrica.

“Esto nos cambia la vida” dijo Ida López, una mujer que vive en el lugar junto con su familia. Allí se habían invertido millones de pesos para el tendido de la red, pero la empresa EDERSA había objetado la colocación de los medidores individuales argumentando que no estaban dadas las medidas de seguridad para llegar hasta la isla, a la que se arriba por balsa cruzando el brazo sur del río Negro.

El sitio está distante a 34 kilómetros de Pomona, hay que recorrer 23 por la ruta nacional 250 y luego 11 kilómetros hacia el río por camino de tierra y tiene una extensión cercana a las 2 mil hectáreas.

Durante ese período de tiempo, la empresa fue multada por el EPRE por no colocar los medidores. La firma apeló esta medida. Tras dos años, y luego de una serie de reuniones, finalmente se colocaron los medidores individuales y los vecinos ya cuentan con el servicio.

En el medio, también se había propuesto colocar un medidor comunitario fuera de la isla, lo que fue rechazado por los vecinos.

“Lo primero que hice fue sacar una heladera que tenía a gas y enchufar una eléctrica”, mencionó José López. En sus 74 hectáreas produce alfalfa para el consumo de los animales que tiene. De hecho, la energía eléctrica ahora servirá para alimentar las bombas que tenía para sacar agua. Estos motores eran alimentados con combustible lo que significaban un alto costo de producción.

José tiene 68 años, se fue siendo joven y decidió volver. “Volví por amor a este lugar. En ningún lugar en los que he estado se ve el amanecer como acá. Ahora hago pasturas y tengo ganas de hacer más. Ahora voy a reemplazar los motores. Es un cambio de vida importante” sostuvo mientras camina por una franja recién cortada de alfalfa y se acoda en un rollo de pasto. “Mira lo que es esta alfalfa”, dice con orgullo.

La isla es enorme, verde, en grandes partes está emparejada porque en su momento se llegó a cultivar tomate y otros productos.

Ahora, esas alternativas que habían quedado en el pasado pueden llegar a convertirse en un horizonte productivo no tan lejano.

“Para nosotros era fundamental poder contar con este servicio. Para tener una mejor calidad de vida pero también para poder producir”, indicó por su parte Esteban Bonetto, quien posee una extensa cantidad de tierras y se encuentra remodelando una humilde vivienda.

En cifras

Datos

2.000
hectáreas es la extensión de la isla cercana a Pomona donde estaba todo el tendido listo pero faltaban los medidores.

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