Paraje El Rincón: un paisaje verde al que siempre se vuelve

La quietud, el silencio y la belleza del lugar cercano a Villa La Angostura obligan a hablar bajito a quienes lo visitan. En contraste, la ruta de “shopping” a Chile pasa bien cerca. Doña Fidelia y su hermana cuentan cómo es vivir allí y las tareas que realizan.

postal profunda

Las pequeñas casitas de madera y material, pintorescas y prolijas, van apareciendo al costado de la huella interna que nace en la Ruta 231. El paisaje es verde, pero conserva matices del gris ceniza que dejó la erupción del Caulle en el 2011: un bosque inerte y seco. Que custodia el río Totoral y trae al recuerdo de aquel 4 de junio, cuando casi un metro de arena volcánica convirtió el río en arenas movedizas y sepultó el paraje El Rincón, a 25 kilómetros de Villa La Angostura.

La quietud y el silencio obligan a hablar bajito, a tocar la puerta con cierto pudor. Sólo interrumpe el ladrido lejano de un perro que anuncia nuestra llegada. En plena temporada, a pocos metros de allí, suele formarse una interminable cola de autos y gente que intenta cruzar a Chile para hacer “shopping”.

No hay nadie en la casita de Doña Fidelia Guananja, de 83 años. Metros más adelante, una chimenea humea y nos dice que allí hay gente. Atiende Victoria, su hermana menor de 72 . Al caer la tarde, las dos con sus respectivas parejas se reúnen a tomar mate y comer tortas fritas. No hay ruido de tele ni de radio. La energía eléctrica es un servicio de lujo y se debe usar a discreción. Tampoco hay gas natural, todo funciona a leña. Durante el verano la juntan para los meses de frío, pero “el invierno se hace largo y a veces no alcanza”, cuenta Victoria. Una salamandra económica moderna es la protagonista principal del living –comedor. La mesa, sillas y una biblioteca con fotos y objetos familiares completan el mobiliario.

La vida en el Paraje Rincón es sencilla pero no fácil. Tienen un sistema de agua precario y en invierno, con las temperaturas bajo cero, a veces se quedan sin suministro. Fidelia cocina, tiene gallinas y en breve piensa arrancar con la siembra de la huerta. Años atrás criaba vacas y llegó a tener 30 ovejas, pero por la arena volcánica tuvo que vender los animales. Se muestra muy feliz con el lugar, pero dice que los días son de “puro trabajo. Yo cocino, mi compañero hace cerco y corta leña, y ahora toca sembrar”.

Cuando tenía 16 años falleció el padre y junto a su madre y hermanos se mudaron a Bariloche. Después vivió en el Alto Valle 30 años y luego volvió a su tierra natal para establecerse definitivamente. “Nosotros siempre tiramos por este lugar, tenemos lindos recuerdos de la infancia”, agrega. Victoria tenía 5 años cuando debieron mudarse. Vivió en Bahía Blanca y en el 2.000 volvió al Paraje. Hoy, de los siete hermanos, cuatro tienen su casa allí.

Pese a que Villa La Angostura se encuentra cerca, el paraje no depende de la municipalidad y los habitantes no votan en las elecciones municipales. “Yo me siento como de Rincón, no de Villa, nosotros no tenemos derecho a voto de intendente. Sólo votamos a presidente”, apunta Fidelia y Victoria agrega: “Nosotros compramos todo en la villa, vamos cada tres días, no sé porque esa diferencia”.

Un lugar

con 25 habitantes

Se encuentra a unos 25 kilómetros de Villa La Angostura y 1.000 metros antes del Paso Cardenal Samoré. Al costado de la ruta hay algunas casas, pero la mayoría que pasa por allí ignora que tierra adentro hay más historia y vida. La familia habita el paraje desde principios de siglo, cuando el abuelo Rosario Guananja, policía, fue destinado a la zona de frontera. El paraje tiene unas 525 hectáreas y la familia ocupa gran parte de la extensión, aunque debieron pasar décadas para que el Estado les diera la escritura. Don Rosario tuvo 9 hijos y ahora muchos nietos. Hoy las tierras están en sucesión entre todos los herederos. Hoy allí viven alrededor de 25 personas en forma permanente.

“Para mí la felicidad más grande es vivir en este lugar. Vivís tranquilo, no te molesta nadie, y no te alcanza el día para hacer tantas cosas”.

Fidelia Guananja no oculta su alegría por Rincón.

Datos

“Para mí la felicidad más grande es vivir en este lugar. Vivís tranquilo, no te molesta nadie, y no te alcanza el día para hacer tantas cosas”.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios