Sin respuestas para un barrio que se destruye

Un grupo de familias de Sierra Grande que habita un plan de viviendas del IPPV reclama desde hace siete años por el deterioro constante de las casas.

Ni los amparos, ni las denuncias penales han logrado revertir la situación de un sector del barrio 9 de julio, de Sierra Grande. Desde hace casi una década las familias viven en un lugar donde se rajan las paredes y el suelo sede todo el tiempo.

Según informó Gloria Pereyra, una de las damnificadas, hace unos días el municipio y el IPPV se reunieron con los vecinos y les ofrecieron pagar un alquiler para que desalojen y puedan empezar los arreglos.

Sin embargo no hubo acuerdo porque los vecinos pidieron que el Estado sea el que busque los alquileres y porque el dinero ofrecido era de 5.000 pesos, un monto que no alcanza para cubrir los costos, en virtud de que en Sierra Grande, por la fuerte demanda y la falta de regulación, los precios de los alquileres superan con crece ese monto.

Desde hace años todo sigue igual en la escalera 25 del barrio. Allí las aguas servidas son parte del paisaje y las columnas y cimientos ceden en los dos módulos donde habitan 12 familias.

La situación empeoró en el último tiempo ya que la empresa Camuzzi comenzó a retirar medidores.

La escalera 25 es una de las más afectadas por el constante desprendimiento de cañerías de desagües. Los edificios del barrio tienen más de 30 años de antigüedad y escaso mantenimiento.

Hace dos años, por problemas similares, se inhabilitaron dos torres de departamentos (seis viviendas) de la escalera 24, que finalmente fue derrumbada por la inestabilidad.

El dato

Datos

12
familias son las que están afectadas por el deterioro constante del plan de viviendas en que habitan.

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