Sorteo de casas desnudó la fuerte demanda en Beltrán

El sorteo de 30 viviendas en Luis Beltrán lejos estuvo de ser un hecho cargado de esperanzas y alegría, y se convirtió en un momento lleno de tensión, nervios y mucha demora. Hubo discusiones, avances y retrocesos en un gimnasio colmado de familias con chicos.

El hecho volvió a desnudar la tensión social que se vive en la localidad desde hace tiempo y la fuerte demanda de viviendas, que no es excepción local sino un reclamo que se repite en todo el Valle Medio. Para las 30 casas del IPPV, se encontraban anotadas 107 familias. A ellas se quisieron incorporar otras 19, con la misma necesidad, pero que no estaban en la lista original.

Este fue el punto de quiebre. El sorteo de las viviendas se retrasó el jueves, dado que el intendente y concejales se encontraban reunidos con representantes de IPPV para la inclusión de las familias en el listado del sorteo, entendiendo que el organismo había incurrido por error en la omisión de esas personas.

Más tarde se dio inicio al acto, con la intervención del representante legal del municipio, quien hizo lectura del acta de inclusión de las familias, lo que generó disconformidad entre las 107 familias que se encontraban en listado.

Desde IPPV se aclaró que el acta fue firmada en disconformidad, dado que consideraban que las familias no habían cumplimentado en tiempo los requisitos, pero ellos realizaron consulta al resto de los vecinos si estaban de acuerdo. Esta consulta generó diferencias que no fueron mayores, por lo que el acto continuó con la entrega de tres viviendas a personas con discapacidad y cuando se estaba por efectuar el sorteo del resto de las viviendas, las 19 personas que no habían ingresado tomaron la palabra y esta vez el cruce verbal fue mayor y cada parte expresó su postura en un clima tenso, aunque todos defendiendo la posibilidad de contar con una vivienda propia.

El conflicto entre los vecinos recién se detuvo cuando llegaron concejales al lugar y las diferencias se trasladaron a funcionarios de IPPV y a los ediles, que debatieron durante minutos, primero delante de toda la gente que llevaba varias horas esperando y luego con la llegada del intendente en privado en una oficina del gimnasio municipal.

Representantes del IPPV dialogaron acaloradamente con funcionarios y concejales y cada vez que pudieron expresaron su postura a todos los presentes. Desde el municipio se cargaron las tintas sobre la forma de llevar adelante el registro por el organismo provincial, dando a entender que el organismo no había efectuado un trabajo correcto, mientras que desde el Instituto señalaban que el acta realizada por el intendente y concejales no correspondía.

El desencadenante del conflicto fue el intento de sumar 19 familias que no estaban en el listado original, pero que tienen las mismas necesidades.