Superficie de producción orgánica creció 52%

La marca Patagonia y la poca carga de agroquímicos en las explotaciones regionales hacían viable este proyecto. Sigue siendo un nicho de mercado.

La demanda internacional de productos orgánicos está creciendo en forma sensible durante estos últimos años de la mano de las economías desarrolladas que son las que lideran el consumo de este tipo de productos.

La fruticultura del Valle de Río Negro y Neuquén, sumergida hace tiempo en una crisis estructural, vio una pequeña luz con esta posibilidad que le presentaba el mercado. Con esta señal, hace algo más de un quinquenio, la región aceleró la producción de orgánicos buscando diferenciarse de sus competidores del hemisferio sur. La marca Patagonia y la poca carga de agroquímicos en las explotaciones regionales hacían viable este proyecto. Las empresas lideraron la nueva tendencia que, si bien es un nicho dentro de lo que es el mercado internacional, maneja un volumen importante para la economía del Valle.

De acuerdo a un informe elaborado por el Senasa denominado “Situación de la producción orgánica en la Argentina en 2016”, la superficie agrícola de orgánicos ha crecido en forma sostenida en estos últimos años. Los datos oficiales reflejan que hoy se encuentran certificadas algo más de 4.400 hectáreas en la región del Valle. Casi la totalidad se orienta a la producción de peras y manzanas. Río Negro mostró un crecimiento interanual, siempre hablando de superficie, del orden del 52%; mientras que Neuquén lo hizo a una tasa del 16%. A nivel nacional, el incremento respecto del 2015 fue mucho menor que el de las dos provincias mencionadas, ubicándose en torno al 10%.

La participación de la producción orgánica ya alcanza el 11% del total plantado de peras y manzanas en todo el Valle, un dato no menor ya que hace sólo cinco años ese indicador representaba el 3%.

El giro que ha manifestado la región se debe casi exclusivamente a los buenos precios que hoy existen en el mercado internacional para este tipo de productos. “Las peras y manzanas orgánicas hoy se pagan entre un 30% y 50% más que la fruta convencional. La temporada pasada este porcentaje fue mucho mayor”, destacó un importante exportador al ser consultado por el tema. Esta misma tendencia se observa en los productos industrializados como es el caso de los jugos, purés y deshidratados. Según los datos del Senasa durante el año pasado las exportaciones regionales de orgánicos sumaron más de 55.000 toneladas, concentrando el 80% de esta oferta las peras y manzanas frescas. El resto corresponde a productos como jugos concentrados, puré, pulpas, deshidratados y aromas.

La mayor parte de la producción orgánica de la región se orienta al exterior, poco se destina al mercado interno. Tomando como base los datos oficiales del cierre del 2016, las exportaciones de peras y manzanas frescas orgánicas representaron el año pasado el 12% del total del comercio externo de estas dos especies y este indicador pasa al 23% cuando se lo relaciona con las ventas realizadas sólo a ultramar (Europa, Rusia y Estados Unidos, especialmente).

Tendencias

El crecimiento de una mayor conciencia ambiental durante los últimos años trajo aparejado también la modificación de hábitos en el consumo de alimentos, con un auge por los orgánicos.

La región de Río Negro y Neuquén se encuentra entre las que más producen dentro del escenario nacional.

Ante la crisis de la producción convencional, los cultivos orgánicos frutícolas se volvieron una opción para la región. José García, presidente de la Cámara de Productores roquense, ha volcado su tarea a esta especialidad y trabaja conjuntamente con la Primera Cooperativa local. El cambio se fundamentó en que “es mucho más fácil de meter en el comercio exterior”, indicó García sobre su determinación. “El riesgo es el mismo que tiene la producción convencional, pero en este caso tenemos una posibilidad de competir. Hay un poco más de diferencia en su venta”, sostuvo el productor.

Miguel Sabbadini, gerente general de Fruempac, aseguró que “Nosotros hacemos fruta orgánica en un 100% y en todo este tiempo aprendimos que hay años buenos y malos. Es una actividad compleja, de riesgo, y que requiere de prácticas diferentes para llegar a la mejor calidad”.

Este año en particular detalló que la colocación de fruta en los tradicionales mercados fue dificultosa porque el mercado de peras orgánicas procedentes del hemisferio sur se saturó.

Este tipo de producción se transformó también en una alternativa familiar. En Cipolletti, por dar un ejemplo cualquiera, muchos beneficiarios del programa Pro Huerta del INTA, que tiene su base de desarrollo en la producción orgánica para el consumo familiar, venden a través de ferias los excedentes, contando para ellos con una certificación correspondiente. En Villa Regina también existe una feria de productores primarios.

“El consumo de productos orgánicos es una tendencia creciente, se debería trabajar más en la difusión de los beneficios de este tipo de alimentos”, señalaron las licenciadas en nutrición Romina Trifogli y Marcela Marconi, quienes agregaron que la producción en huertas familiares es por el momento la vía que tienen muchas familias para acceder a estos alimentos.

“Desde Pro Huerta lo que trabajamos es más a escala familiar, con una gran difusión del trabajo en las escuelas, y por esto es que se trata de manejar de manera orgánica todo el tema de plagas. El control orgánico es una cuestión ecosistémica, de regulación del ecosistema, básicamente las pautas para lograr una producción orgánica. Se busca un equilibrio en el ecosistema, asociando cultivos, con un manejo de suelo orgánico sin la utilización de fertilizantes de síntesis química”, señaló por su parte Juan Ciccioli, referente del programa de la Agencia de Extensión Rural del INTA en Villa Regina.

El giro que ha manifestado la región se debe a los buenos precios que hoy existen en el mercado internacional para este tipo de productos.

Algunas

diferencias

Producción orgánica

Producción convencional
• Precio de mercado
• Aplicaciones de síntesis
químicas para eliminar
plagas
• Menor costo de
mano de obra
• Mayor productividad
• Mirada parcial al
ecosistema

Claves para entender

el mercado

Las peras y manzanas orgánicas se producen en un número cada vez mayor en todo el mundo. Sin embargo, siguen siendo nichos sólo para mercados desarrollados.

Sus explotaciones deben contemplar específicos requerimientos de producción. La fruta orgánica se produce con estrictas regulaciones que sólo permiten sustancias específicas aprobadas para el control de plagas y para reponer los nutrientes del suelo.

El objetivo es sostener el ecosistema con la menor afectación posible y que al consumidor llegue una fruta de calidad y sin tratamientos con productos de síntesis química.

Para que un producto final pueda ser considerado orgánico, cada una de las etapas de producción y proceso del mismo deben estar certificadas por una organización empresa autorizada.

Estadísticas del sector privado detallan que en el Valle la producción de orgánico llega al 11% del total de la cosecha de pomáceas, pero en la exportación a ultramar este indicador se ubica cercano al 23%.

La mayor parte de las empresas está hoy
trabajando este tipo de producto y pocos son los productores que certifican sus explotaciones.

Datos

Datos

El giro que ha manifestado la región se debe a los buenos precios que hoy existen en el mercado internacional para este tipo de productos.
4.400
son las hectáreas certificadas para la producción de orgánicos en el Valle de Río Negro y Neuquén.
11%
del total de la producción pomácea rionegrina es orgánica.
55.000
son las exportaciones de orgánicos registradas en todo el Valle en 2016. Comprenden: peras y manzanas frescas, jugos, puré y desecados.

Temas

Río Negro

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