Un tema sensible que pone a prueba a jueces

En los despachos del fuero civil de Bariloche reconocen que la problemática de tierra y vivienda ocupa cada vez más espacio en el trabajo cotidiano. “Es un tema muy sensible. La casa es la segunda piel de una persona, mucho más si tiene hijos. Y la decisión sobre la propiedad de un inmueble es trascendente, yo diría que es análoga a la prisión preventiva dentro del fuero penal”, sostiene uno de los magistrados civiles de la ciudad. El juez confía en los mecanismos implementados para comprobar que el particular que inicia un proceso de usucapión o reivindicación tiene derechos, pero admite que “no somos infalibles”. El secretario de otro magistrado ratifica que hay procedimientos muy útiles para la definición de una causa, como la inspección ocular del predio en cuestión, pero no deja de recordar que frente a sus ojos pasaron varios especuladores. Por caso, un hombre que apareció con documentación “añejada” mediante un proceso químico que hacía ver amarillentos a los papeles presentados. Y si bien las consultas de “Río Negro” se orientaron a los litigios dentro del ejido de Bariloche, en los tres juzgados civiles destacaron que hay otro tema relacionado con la tierra que se está instalando cada vez con más fuerza en la zona cordillerana. Se trata de la posesión de campos que comunidades indígenas reclaman como propios apelando a supuestos derechos ancestrales. En las oficinas del Poder Judicial visitadas coinciden en que la “zona gris” generada en 1994, cuando se reconoció en la Constitución la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos, mientras permanece vigente el derecho a la propiedad privada (Artículo 17), motoriza cada vez más litigios, muchos de los cuales se resuelven de manera violenta entre los protagonistas.