Una campaña cruzada por el plan de lucha

Una rara trama rodea al proceso electoral del gremio docente.

A la histórica convivencia y equilibrio de tres vertientes, la Unter se consumió en un plan de lucha de tres meses -con 12 días de paros, y descuentos sufridos- que desembocó el lunes con un acuerdo paritario, con “sabor a poco”, según valoró el mismo secretario general, Mario Floriani. Ponderó el extravío de la suba salarial que se pretendía con la protesta. Esta noche se sabrá si afectó y cuánto al poder de la conducción.

Hasta hoy, el control del oficialismo es innegable: maneja 13 de las 18 seccionales. Ajenas son Cipolletti, Allen y Río Colorado, de la Violeta; y Bariloche y Sierra Grande de la Celeste y Blanca (hoy Paulo Freire).

Hace tres años, Floriani llegaba al mando por la forzada conjunción de fuerzas -alianza de la Azul-Arancibia, y el apoyo de la Violeta- en rechazo a la adhesión gremial, bajo el poder de la Celeste y Blanca, al gobierno del FpV, expresado en la asunción de Marcelo Mango en Educación. Así, ese oficialismo, liderado por Jorge Molina, perdió frente a esa liga opositora.

Esta elección está signada por el conflicto con Educación, con la actuación de tres sectores.

El gobierno observa, pues sabe que aventura parte de la resolución del conflicto docente, mirando el Congreso del próximo miércoles.


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