Boxeo: el boom de entrenar en el cuadrilátero

Chicos y grandes. Hombres y mujeres. El deporte gana cada vez más adeptos por su exigente entrenamiento, por las peleas en sí o porque está lleno de historias de superación.

Hay quienes corren. Hay quienes pedalean. Y quienes juegan al fútbol. En el último tiempo, además, el boxeo se ha convertido en uno de los deportes que ha cautivado a los roquenses.

Durante años sufrió muchas críticas por su rudeza. Pero hoy los gimnasios están colmados y desde niños a adultos lo practican.

La disciplina está llena de historias de superación. Y cada vez suma más fans. De hecho, en el último tiempo, las mujeres que hasta hace algunos años no se acercaban a la actividad, hoy lo eligen como entrenamiento.

El boxeador Iván Carrasco fue carnicero durante siete años y ahora da clases de boxeo en una cancha de fútbol 5 en Tres Arroyos 1215. Papá de una nena de 10 años, Carrasco ya tiene 70 alumnos. El grupo que asiste a sus clases es mixto: hay desde alumnos de 8 años hasta personas que superan los 50. Y 25 de ellos son mujeres.

Los policías también eligen esta actividad y al menos 10 de ellos entrenan a partir de las 8 con Iván.

Lo más llamativo son las damas, que cada vez más se acercan al gym. El profesor explica qué es lo que las lleva a practicarlo: “se trabaja todo el cuerpo y se adelgaza mucho, por eso vienen muchas chicas”.

Cuando empezó a dar clases, hace tres años, tenía 160 alumnos pero debido a la situación financiera bajó a 70. Curiosamente, los únicos que dejaron fueron los hombres. Las mujeres mantuvieron su número.

Otro referente es Héctor “El torito” Díaz, un ex boxeador.

Hace tres años empezó a dar clases con un solo estudiante, que era su hermano, y a los tres meses ya tenía 10. “En 2014 y 2015 explotó, llegué a tener 70 alumnos y casi la mitad eran mujeres”, recuerda.

Personajes como el boxeador “Maravilla” Martínez y el “Chino” Maidana provocaron un furor en la disciplina.

“La personalidad de ellos sumó mucho para que esto creciera y también la televisión mostraba sus entrenamientos que hasta ese momento no eran tan populares”, remarcó Héctor.

“Torito” Díaz, explicó cómo las mujeres al principio no se animaban a la disciplina porque decían que era muy bruto el deporte, pero a medida que bajaban de peso se empezaron a entusiasmar.

“Vamos a las clases de ese loco porque te hace transpirar como testigo falso, decían las chicas”.

“A la tarde vienen diez mujeres de todas la edades, desde niñas de 12 hasta de 50. De los varones el más chico que hay tiene 9 años”, señaló.

El Torito dijo que en estos meses el lugar no da abasto: “a partir de octubre hasta diciembre se anotan muchos para llegar bien al verano”.

Por otro lado, el profesor Iván destaca otra de las virtudes de este deporte como una herramienta para contener en forma social a los jóvenes.

“Saca a muchos chicos de la calle, es lo que la gente necesita. Algunos escapan de la droga, el alcohol, yo los ayudo a través de esto y he visto que salen adelante”.

“Estoy por hacer pelear el mes que viene en Cervantes a Matías un chico que salió de eso, y gracias a Dios está feliz”, expresó muy emocionado.

“Después de la muerte de mi viejo nada me emocionaba. Pero el boxeo me salvó: le agarré sentido a la vida”.
Matías Huircán, 18 años. Se recuperó de su adicción al alcohol gracias al boxeo.

“El boxeo no me gustaba. Me parecía muy agresivo, hasta que un amigo me comentó. Comencé a practicar y me gustó. Llevo siete años”.
Liliana Barriga, 39 años, boxeadora. Entrena todos los días.

Matías Huircán

“Me salvó”

Matías Huircán tiene 18 años y hace 4 meses dejó su adicción al alcohol. Ahora sueña con ser un boxeador profesional, y es uno de los estudiantes del profesor y competidor Iván Carrasco.

“Tenía 15 años. A las 2 de la mañana sonó el teléfono. Atendió mi abuela. A papá lo habían chocado”, recordó conteniendo las lágrimas. “Había encontrado laburo como seguridad y se dirigía en su moto por la ruta 22 a trabajar, cuando fue atropellado por un auto”, expresó Matías.

Alcanzó a despedirse en el hospital. La pérdida de su papá lo derrumbó y empezó a refugiarse en el alcohol. “A cada hora y todos los días tomaba fernet y cerveza. Mis amigos me iban a buscar, pero me encerraba a tomar”.

Este año empezó a boxear con Iván Carrasco y logró reponerse de su situación. “Vi un cartel del gimnasio y me gustó la idea. Siempre quise boxear, además mi primo ya estaba entrenando acá, así que me animé y vine”. A la segunda semana, su profesor le dio una beca. “Se dio cuenta que mi abuela no tenía mucha plata para pagar el mes, pero me pidió que no tomara como antes. Prometí que no iba a volver a eso”.

Ahora quiere formarse en la escuela para tener un oficio. También trabaja en una empresa que hace repartos. Labura por la mañana y a la tarde entrena, con su profesor Iván. “Con el boxeo puedo llegar a ser alguien, quiero ser campeón, quiero ser alguien que valga la pena”, dice. Matías entrena lunes, miércoles, y viernes. Para estar más cerca, esos días vive con su tía, en Quintu Panal. Y el resto de la semana con su abuela, en Paso Córdoba.

Héctor “Torito” Díaz

Panadero y entrenador

Héctor “Torito” Díaz ya no compite pero da clases en su gimnasio ubicado en la calle Evita al 2100. Además trabaja en la panadería Central. Hace mucho tiempo, soñaba con tener su propio establecimiento y en 2014 se hizo realidad.

“Estábamos trabajando en otro gym y siempre pasábamos por acá y veíamos el letrero de “se alquila. Le propuse a mi mujer Mercedes que lo alquiláramos y ella aprobó.

Héctor empezó como boxeador cerca de los 30, “con mucho sufrimiento, pero también mucha garra”, resaltó.

Un compañero, de Centenario, el “Chileno” Domingo Chávez le dijo: “Nosotros fuimos un accidente en el boxeo. Lo vimos, lo practicamos y después nos propusieron pelear”.

“Boxeando conocí más Argentina y también campeones, que sólo miraba por la tele. Conocí a Matías Vidondo, Minuto, Roberto Feliciano Bolonti, Marcelo “El Toro Domínguez”, recordó nostálgico.

Cuando estaba en el otro gimnasio les comentó a sus estudiantes que iba a abrir su propio lugar y todos lo acompañaron, recordó emocionado.

Su jornada es muy movida: a las 6, entra a la panadería hasta las 13; luego va a dejar a su hijo a la escuela para dar su clase de las 16 hasta 18, horario en que vuelve a su trabajo. A las 21 arranca su segunda clase. Esta rutina se repite todos los lunes miércoles y viernes.

Pero los otros días son diferentes expresó. “Cuando no boxeo me siento aburrido, que me falta algo, y los feriados me vengo a entrenar solo”.

“Cuando vienen a entrenar los trato como boxeadores y los entreno como a mi me entrenaron”, dijo orgulloso.

Mujeres

a dar pelea

Las mujeres que antes no se animaban a practicar este deporte ahora no solo entrenan sino que aspiran a ser boxeadoras profesionales.

Liliana Barriga tiene 39, y este mes tendrá su segunda pelea en Cervantes. El deporte no solo la mantiene en buen estado físico, sino que entre el grupo de boxeo encontró al amor de su vida.

Como a Karina, a ella tampoco le gustaba este deporte hasta que un amigo le comentó sobre la actividad y empezó a practicarlo, hace 8 años.

“Un día, el profesor me preguntó si quería pelear y mis compañeros me dijeron que era guantear pero más fuerte, así que me animé”. En esa oportunidad, empató por puntos.

“A mi novio lo conocí en el gym. Venía también a boxear, pero ahora atiende su negocio, una fiambrería. Llevamos tres meses juntos”, expresó muy sonriente. En diciembre se va a realizar un festival en Cervantes y allí nuevamente mostrará su talento.

Liliana tiene un hijo de 12 años, y además tiene su propio negocio, una pollería. Entrena de 13 a 17, todos los días.

Karina Mansilla tiene 18 años y se prepara para subir al ring el año que viene. Cursa cuarto año del secundario y quiere seguir abogacía cuando termine. “Empecé porque venía mi amiga y ella quería bajar de peso. Me prendí también porque no hacía ningún deporte”, recordó.

Karina va a cumplir 6 meses entrenando y admite que antes no le gustaba el boxeo.

Su profesor “El Torito Díaz” le hizo la propuesta de subirse al ring y dijo que si. “Tuve dos encuentros, y el año que viene voy a tener mi primera pelea profesional”, expresó.

Entrenamiento

Mirá la galería de fotos y el video en rionegro.com.ar

“Mi sueño es tener mi escuela de boxeo, sacar a chicos de la calle, esto los ayuda mucho; y a los que no pueden pagar, becarlos”.

Iván Carrasco boxeador que durante siete años fue carnicero.

Datos

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veces por semana es el entrenamiento de la disciplina en los gimnasios. “Se boxea sólo los viernes”, aseguran.
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“Mi sueño es tener mi escuela de boxeo, sacar a chicos de la calle, esto los ayuda mucho; y a los que no pueden pagar, becarlos”.

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