Comedor “Las Tres Marías”: con la voluntad no se llena el plato

En el barrio Quinta 25, al noroeste de General Roca, se encuentra el comedor “Las Tres Marías”, un lugar donde 42 niños pueden alimentarse y luego jugar en la pileta que está en el patio. Sin embargo, en la última semana los chicos no están recibiendo el almuerzo por la falta de comestibles para preparar la comida.

Inés Quijada tiene 77 años, es la fundadora del lugar y se levanta a las 6:30 para ir juntando en los comercios solidarios el pan para los chicos y algunas facturas. Una carnicería le dona carne pero no es suficiente para el gran número de pequeños.

Cada vez que cobra su jubilación también compra un poco de carne, para darle más sabor a la comida y que los niños puedan disfrutar de unos tallarines con tuco.

Los pequeños comensales tienen entre uno y 12 años, y además de ellos, algunas madres se alimentan en el establecimiento y otras se llevan en un taper su porción.

“Ayer no había nada para poner en la olla, sólo les di la leche”, dijo con mucha tristeza Quijada.

“Necesito carne, aceite y salsa para darle color y más sabor a los fideos”.

Inés expresó que no recibe ayuda del municipio: “Hay un poste de luz que está por caerse y no han venido a repararlo”, expresó muy preocupada ante el riesgo que implica que se desplome sobre alguno de los niños que ella asiste.

Entre los que comen en el lugar y los que se llevan la ración, suman 60 platos de lunes a viernes.

Inés fue portera en la escuela 275 por muchos años y cuando se jubiló nació esta idea.

“Quería hacer algo para los chicos con la plata de mi retiro. El primer día que empecé tenía cuatro, después diez, ahora son 42. Algunos se alimentan únicamente con lo que le damos acá”, manifestó.

“Durante cinco años estuve dándoles la leche bajo el árbol aguaribay que tengo en casa”, recordó Inés.

“Un día vino un señor de la empresa Roque Mocciola cuando los chicos estaban comiendo debajo del árbol mientras llovía. ‘Mañana le vamos a traer algo abuela’, me dijeron.

Al día siguiente, Inés se levantó temprano y llegó un camión hormigonero y seis obreros e hicieron el piso.

“En 15 días me terminaron este salón donde los atiendo”, afirmó con nostalgia. “Esto es para usted, para que los pibes no pasen frío porque lo que ha hecho por ellos no lo hace nadie”, le dijo uno de los dueños de la empresa constructora.

Alexis es uno de los que disfruta del comedor, tiene 10 años, va a quinto grado y le encanta jugar a la pelota.

“Después de tomar la leche vamos a bañarnos en la pileta, la comida que más me gusta son los tallarines con tuco”, dijo.

A Brisa, de ocho años, también le encantan los fideos y comentó orgullosa que en la escuela le va muy bien .

Silvina Miranda es una de las madres que asiste, tiene seis hijos. “Mi marido no tiene un trabajo fijo, hace sólo changas como ayudante de albañil. Es muy bueno que los nenes puedan tener un plato de comida, a veces se no nos complica y esto es muy importante”, expresó.

Pero estos pequeños no sólo necesitan alimentarse sino que sufren de la falta de calzado y vestimenta. “Los chicos necesitan zapatillas”, remarcó Inés que ve la necesidad en ellos.

Aquellos que estén interesados en ayudar pueden comunicarse al celular 0298-15-4782741.

“Ayer no había nada para poner en la olla, sólo les di la leche. Necesito carne, aceite y salsa para darle color y más sabor a los fideos”

Explica con angustia Inés Quijada, fundadora del comedor.

Los pequeños tienen entre uno y 12 años. Algunos se alimentan allí, otros se llevan la comida a su casa. En total son 60 platos de lunes a viernes.