La Garza Sosa: “Soy un sindicalista”

Llegó directo desde el hospital Francisco López Lima, con paso cansino y entró a la sala de audiencia de la mano de su pareja. Luego se fue a su nuevo domicilio, en la zona oeste de Roca. Antes de recuperar la libertad, Hugo “La Garza” Sosa dijo que eligió la ciudad para quedarse a vivir para siempre y que su ocupación es la de sindicalista.

Tras diez días internado, primero por un tratamiento de desintoxicación y luego por un cuadro de neumonía, el exsocio del Gordo Valor, con quien integró una banda que robaba camiones de caudales, se presentó en Tribunales por los incidentes que había causado el sábado 18, al salir con un rastrillo de hierro, golpear un auto que justo pasaba por la calle Mendoza, luego dañar otro que estaba en un lavadero e intentar agredir a un policía con un arma blanca.

La fiscal Julieta Villa le pidió al juez Maximiliano Camarda que Sosa permanezca detenido porque existía riesgo de fuga. Fundamentó su posición en que el imputado no tenía arraigo en la ciudad porque su domicilio era un departamento de alquiler por día.

El magistrado no tuvo en cuenta ese argumento al afirmar que en ese caso todas las personas que no fueran propietarias de una vivienda, entrarían dentro de la categoría de personas sin arraigo.

Además explicó que le otorgaba la libertad porque la pena mínima del delito que se le imputa es de 15 días de cárcel y él ya llevaba 10 en condición de detenido, por lo tanto debía aplicarse el criterio de proporcionalidad.

Al comenzar la audiencia, Sosa dijo ser un “sindicalista” de la Federación Argentina de Trabajadores de Industrias Químicas y Petroquímicas y agregó ser “normalizador” en la región de esa organización. Luego se abstuvo de declarar pero hacia el final hizo una especie de reflexión sobre su vida y el hecho que lo volvió a involucrar con la Justicia.

“No recuerdo lo que hice ni lo quiero recordar. Si me voy a mandar una macana, no voy a esperar un año. Yo a lo que vine acá fue a vivir, y acá me quiero morir. El error que cometí, fue un error, no me acuerdo de nada de lo que hice. Nadie creía en mi…”, dijo Sosa.

Luego Camarda le otorgó al libertad con la condición de que se presente cada 15 días para certificar el domicilio. La Garza prometió cumplir.

“Si me decís ‘vamos a robar un banco o un blindado’ te digo que no, pero si me traés los planos de la Casa de la Moneda te digo ‘vamos a mirarlos’”.

“No recuerdo lo
que hice ni lo quiero recordar. Yo a lo
que vine acá fue a vivir, y acá me
quiero morir”.

Hugo “La Garza” Sosa