Las manos que acompañan cuando más se necesita

La Unidad de Cuidados Paliativos del hospital López Lima es, más que un servicio médico, una suma de voluntades dispuestas a brindar todo para mejorar la calidad de vida del que sufre.

Médicos, enfermeros, psicólogos, reflexólogos, reikistas, voluntarios… gente con el espíritu crecido de tanto brindarse a ese otro que, en sus últimos días de vida, necesita contención, un oído, un abrazo fraterno.

Y a esto se dedica la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital López Lima, en Roca. Es un pequeño equipo formado por los doctores Patricia Sartori, Celina Comparini y Maximiliano Zuleta, el enfermero Luis Ventura y el psicólogo Sergio Bagliotto. Pero no están solos. Desde la creación del servicio han logrado sumar a otros en su afán de contener, de estimular, de acompañar, de brindar calidad de vida a lo que ellos llaman la unidad paciente-familia.

Y ese acompañamiento trae acarreado un montón de otras cuestiones y de otros saberes que nada tienen que ver con la medicina. “Si se casa, la mujer va a poder cobrar una pensión por viudez”, explican, porque la cercanía de la muerte también conlleva preocupación por los que quedan.

“Charlamos mucho con la familia. Tratamos de cubrir todos los deseos y cuestiones pendientes del paciente, ver cuáles son los proyectos a corto plazo que se pueden cumplir para mejorar lo que le resta de vida”, explica la Dra. Sartori. Y así han realizado cumpleaños, casamientos, despedidas, además de asesorar y resolver los asuntos legales.

Sin chance curativa

“La muerte es una cosa totalmente negada pero que sabemos que va a pasar. La idea es poder vivirla naturalmente como parte de la vida. Así como un nacimiento, un cumpleaños, la comunión de un hijo, también poder acompañar a morir, como parte de la vida”, señala la Dra. Sartori.

Y ese acompañar implica, cuando ya no hay una chance curativa, paliar los síntomas, no sólo los físicos sino también los emocionales, psicológicos y sociales, que todos hacen al sufrimiento.

“Generalmente el motivo de consulta es dolor o vómitos o falta de aire. Cuando podemos calmar eso, que es lo más fácil, aparecen los otros dolores”, destacan. Y es que aparece la pérdida del rol si era un papá que trabajaba, la pérdida de la autonomía si era una mamá que limpiaba la casa o llevaba sus chicos a la escuela… También llegan los enojos, los miedos, la desesperanza. Y las preguntas de por qué a mí, qué hice yo para merecer esto.

Todo vale

A la hora de mejorar la calidad de vida del paciente y su familia todo vale. “Gestionamos lo que haga falta”, dicen. Y ofrecen arteterapia, tejido, un grupo de chicos que hacen música, reiki, reflexología, masajes, acupuntura, lectura, una oración… En el consultorio o a domicilio, y gratuito.

El resultado se ve enseguida. Los pacientes se sienten mucho mejor, más relajados y con más aceptación de su enfermedad tras las visitas. “No tienen la expectativa de que eso los vaya a curar pero sí que los va a hacer sentir mejor”, cuenta Silvia Maida, directora de la filial Roca de la Asociación Argentina de Masajistas. Sus alumnos de reflexología, reiki y masaje realizan las prácticas con los pacientes de cuidados paliativos y sus familiares. De hecho los mismo s médicos han realizado cursos de reflexología, masaje metamórfico o acupuntura para poder brindar más que su saber profesional.

“No importa qué, siempre buscamos algo que ayude. En el bolsillo llevo chupetines que los ayudan a generar saliva, porque la morfina les seca mucho la boca, o andamos con las burbujas que ayudan para la respiración. Cuando viene al consultorio Polín (la Dra. Comparini) está atrás haciéndoles metamórfica. Y se van mucho mejor de lo que entran. Esa es la idea, que en todo consultorio, cualquiera sea la especialidad, puedas salir mejor de lo que entraste, aun sin medicamento”, concluye Sartori.

“Estas terapias brindan bienestar emocional. Más allá de calmar algún dolor físico, es como si pudieran relajar un poco el alma”.

Silvia Maida, directora de filial Roca de la Asociación Argentina de Masajistas.

Un voluntariado
hecho a medida

El primer hospice de la provincia está cerca

Detrás de la Casita, como llaman a la Unidad de Cuidados Paliativos, queda aún terreno disponible para seguir construyendo. El proyecto es hacer un hospice, “un lugar donde la persona enferma, que no tenga un domicilio y que deba morir sola en el hospital, pueda hacerlo en algo más parecido a una casa, al cuidado de todos nosotros”, dicen.

Pero no es únicamente para el que está solo. También puede suceder que una familia necesite un poco de aire en el cuidado del paciente . Entonces, para que puedan reorganizarse, se les brinda un espacio de contención para el familiar enfermo hasta que se resuelva la situación, porque –explican– “nuestra unidad de tratamiento no es solamente el paciente sino el paciente y la familia”.

No buscan lujos. Algo chiquito, de dos habitaciones, pero sería el primer hospice en la provincia de Río Negro. Ya tienen el plano, están los materiales y falta sólo la mano de obra. Un trámite que deberá aprobar Viedma.

El Movimiento Hospice difunde la filosofía del cuidado de una persona enferma que se encuentra transitando el final de la vida. Es esto de poder hacer una asistencia integral a un paciente que tiene una enfermedad amenazante para su vida. Y a su familia también.

Este movimiento y su filosofía no sólo se aplican en el hospice, también en el domicilio del paciente, en el consultorio, en la internación. “Cuando el paciente no puede venir a la consulta y está en sus últimas semanas de vida, nosotros vamos al domicilio”, cuentan desde Cuidados Paliativos. Y eso no sólo se refiere a los médicos, sino a todo el equipo de profesionales y voluntarios que están dispuestos a brindar una mano solidaria, una palabra afectuosa, un abrazo silencioso.

“Nosotros no trabajamos con la muerte, trabajamos con la vida. No importa cuánto de vida sino cómo la está transitando”.

Dra. Patricia Sartori, coordinadora de Cuidados Paliativos en Roca.

En números

“Nos ocupamos del abordaje del área emocional, social y espiritual del paciente y la familia, de manera interdisciplinaria”.

Sergio Bagliotto es psicólogo de la Unidad de Cuidados Paliativos.

Datos

“Estas terapias brindan bienestar emocional. Más allá de calmar algún dolor físico, es como si pudieran relajar un poco el alma”.
Esta semana terminó el primer curso de Voluntariado Social en Cuidados Paliativos, tras nueve encuentros formativos y una práctica de doce horas. ¿Qué implica ser voluntario? “Un voluntario es alguien que ofrece su saber en bien de otra persona que lo necesita, que está pasando por una situación grave”, definen. Entonces la capacitación pasa por conocer los distintos roles, las etapas de la enfermedad, el duelo, incluso cuestiones legales sobre voluntades anticipadas y derechos del paciente terminal, “porque al estar en contacto con el paciente lo pueden asesorar”.
Con esta formación el equipo interdisciplinario busca “que la población sepa que existen los cuidados paliativos y para qué sirven, porque la gente nos conoce en el peor momento de su vida. Entonces si la población sabe que estamos y sabe tratar a la muerte como algo natural, vamos a poder acompañar mejor y el paciente y la familia van a estar mucho mejor desde antes”, explica la Dra. Sartori.
“Nosotros no trabajamos con la muerte, trabajamos con la vida. No importa cuánto de vida sino cómo la está transitando”.
pacientes oncológicos se atienden hoy en la Unidad de Cuidados Paliativos del hospital López Lima, en Roca.
80
4%
de la población, solamente, accede a los cuidados paliativos en la Argentina.
7
años se cumplen este mes desde que el servicio se mudó a San Luis 1558. En el 2016 agregaron dos consultorios, sala de espera y baño.
“Nos ocupamos del abordaje del área emocional, social y espiritual del paciente y la familia, de manera interdisciplinaria”.

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