Algunos buenos y otros malos

NEUQUÉN (AN).- Las consecuencias negativas del viento son las más conocidas y parecen ser las únicas a la hora de evaluar este fenómeno climático. Sin embargo, especialistas destacan que las brisas normales pueden beneficiar los cultivos, purificar el aire y favorecer la amplitud térmica. Al ser Neuquén una zona con vientos regulares durante todo el año las ráfagas fuertes son las que generan las mayores complicaciones: poca visibilidad en las rutas por el polvo y tierra en suspensión, caída de árboles y ramas, voladura de techos, desprendimiento de carteles, cortes de luz y del servicio de telefonía, entre otros incidentes. También durante la época primaveral suelen incrementar las consultas médicas por alergias derivadas del polvo en suspensión y de las clásicas pelusas de los álamos. El último temporal de viento que registró la ciudad fue durante los primeros días de noviembre, con máximas que llegaron a los 74 km/h. A pesar de estas características negativas, muchos especialistas acuerdan en que el viento en velocidades normales puede ser muy beneficioso para la agricultura y el medio ambiente. Desde la AIC, Fernando Frassetto, destacó que la brisa del sudoeste provoca amplitud térmica en el verano y otoño, con tardes cálidas, noches frescas y humedad baja. Esto favorece por ejemplo el cultivo de uvas. Además, explicó que los vientos moderados permiten un intercambio permanente de masas de aire del Pacífico al Atlántico -y viceversa-, manteniendo niveles bajos de polución. Un informe elaborado por la NASA y publicado por Tiempo Patagónico, especifica que el viento puede transportar nubes de polvo muy lejos de su zona de origen, llegando al mar y depositando arena que “aporta algunos nutrientes al fitoplancton marítimo”. En tanto, un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid informó que el viento en velocidades normales permite la renovación del aire facilitando la transpiración de las plantas, dispersa el polen, mueve las capas de aire frío situadas sobre el suelo evitando heladas nocturnas y nieblas de irradiación, y también favorece la eliminación de los pulgones cuando supera los 6 km/h.