Caballos sueltos, peligro en las rutas

Los caballos sueltos son un problema sin solución en las rutas del centro neuquino. Ni la gran cantidad de accidentes, muchos de ellos con víctimas fatales, sirvieron para que los propietarios tomen conciencia sobre esta realidad. La ausencia de alambrados en muchos sectores potencia el riesgo para los automovilistas, sobre todo durante la noche.

Existen tramos, como el que une Zapala con Las Lajas, donde la presencia de equinos es casi permanente durante todo el año. Sin ningún control, los animales deambulan por la banquina y es común encontrarlos sobre la misma cinta asfáltica.

La reciente publicación de una vecina en las redes sociales reactivó el debate. Esta persona subió un video donde se observan a varios caballos al borde de la ruta. El tema cosechó todo tipo de opiniones pero la incontrastable realidad es que la falta de controles es muy evidente.

“Lleno de caballos en la ruta 40, saliendo de Zapala. ¿Dónde están los dueños?. Nos vamos a seguir matando”, sostiene esta vecina en una descripción gráfica de la situación que se plantea en el centro neuquino.

La policía, más allá de algún patrullaje puntual, poco puede hacer para controlar estos episodios que lamentablemente son moneda corriente.

Muchos de los propietarios de estos animales no muestran el más mínimo interés es preservar su patrimonio y cuidar vidas ajenas. De hecho cada vez que ocurre un accidente resulta casi imposible encontrar al dueño del animal.

Es cierto que las altas velocidades que desarrollan los vehículos asociadas a la presencia de animales sobre cualquier ruta son un combo mortal. Pero no es menos cierto que un impacto contra un caballo a 90 kilómetros por hora también puede resultar fatal.

El tramo de la ruta 22, entre Zapala y Cutral Co; la 40 desde esta ciudad a Las Lajas y la 13 hacia Primeros Pinos son algunos de los puntos más complicados por la presencia de caballos.

“Lleno de caballos en la ruta 40, saliendo de Zapala.
¿Dónde están los dueños?.
Nos vamos a seguir matando”.

El mensaje de una vecina de Zapala relató la realidad del centro neuquino.