El conflicto mapuche no le quita la paz ni los atractivos a Villa Mascardi

La Gendarmería tiene puestos de control en la Ruta 40, pero en el territorio ocupado sólo permanece la comunidad Lafken Winkul Mapu.

Las aguas del lago Mascardi se muestran serenas. El frío es una constante pero su oleaje resulta insignifcante para un grupo de niños que, en una verdadera muestra de coraje, deciden zambullirse y disfrutar de algo que consideran propio, como el patio de sus casas en el barrio El Frutillar.

“Hace dos semanas queríamos venir”, confiesa Sandra Lobos acerca de una sana costumbre que se inicia con la llegada de los días de calor. En Bariloche no son muchas las jornadas de playa, por eso conviene señalar un espacio y repetir la visita tantas veces como el viento lo permita.

Mientras sus hijos aprovechan la libertad de movimientos que ofrece el agua, su marido prepara la parrilla de uno de los fogones del lugar. La primera visita de la temporada se pospuso tras el intento de desalojo de la lof Winkul Lafken Mapu.

“Los carteles son medio intimidantes”, asegura cuando señala las sábanas que cuelgan a un costado de un estrecho camino que se abre paso en un tupido bosque que lleva hacia el cerro en el que, desde la ruta, se puede ver una columna de humo propia de un acampe.

Pasó un mes desde el anuncio público de la recuperación territorial que comenzó esta comunidad mapuche. Desde entonces la pacífica villa turística comenzó a ganar espacio en las portadas de diarios y minutos de aire en la televisión, pero de la manera menos deseada.

La muerte del joven Rafael Nahuel, durante un operativo de las fuerzas federales, fue el tope de una escalada de violencia sin precedentes. Es cierto que el amarillo de las retamas florecidas ayuda a ocultar lo que sucede a cinco metros de la Ruta Nacional 40, pero los puestos de control que mantiene Gendarmería Nacional recuerdan que hay un tema pendiente.

“No pensé que estaba tan en la ruta”, explica en una muestra de sorpresa Carlos Cañiú, un hombre que se reconoce como “habitué” de la zona. La noticia de la ocupación llegó hasta su casa pero siempre lo imaginó como algo lejano. Su preocupación pasa por mantener con vida la fogata que servirá para asar la carne.

La mañana va dejando paso al sol del mediodía. De a uno, los autos ingresan al predio de Parques Nacionales desde el que se arrojan botes al agua. La mayoría se acomoda donde puede. Hace falta madrugar para ganar uno de los fogones disponibles.

Aníbal y Julio viven en el centro de la ciudad, a unos 35 kilómetros, y tampoco dudaron en tomar mesas y sillas para apostarse bajo la sombra de un árbol. “No tenemos miedo”, confía el primero de ellos. Al tanto de lo ocurrido, opina que el conflicto solo involucra al grupo mapuche y a las fuerzas federales. El único temor existente es a otro operativo que interrumpa el flujo de autos en la ruta y los obligue a llegar tarde a casa.

Las horas pasan y el sonido de los motores gana presencia en el ambiente. Son barilochenses y turistas que dejan sus autos en la banquina, toman algunas canastas y se internan en los senderos que los llevarán a una jornada distinta en el Mascardi o el Gutiérrez, las dos porciones de agua que acompañan a los viajantes.

Los conos en el centro de la cinta asfáltica piden precaución al transitar. Una camioneta verde oliva permanece de guardia.

A 470 kilómetros de allí un juez aguarda los informes de los peritos. A 1.600 kilómetros, en los despachos del gobierno nacional, se analiza una salida para un conflicto centenario. De vuelta en la ciudad, los padres de Rafael volvieron a marchar en silencio con la esperanza de que la Justicia no se contagie de la calma que volvió a asentarse en Villa Mascardi.

“Los carteles (de la Lof) son medio intimidantes. Los había visto en los diarios, pero en persona es otra cosa”.

Sandra Lobos es una barilochense del barrio El Frutillar.

Uno de los puestos de Gendarmería en la Ruta 40.

Agencia Bariloche

Población estable

Una misión jesuita

hace cuatro siglos

Nicolás Mascardi fue un sacerdote que, a finales de 1669, intercedió ante para ayudar a un grupo de caciques tehuelches apresados en Chiloé. Fundó la Misión del Nahuel Huapi y recorrió la región con una mirada evangelizadora.

Tras pedir a la corona española la abolición de la esclavitud, logró convertir a Poyas y Puelches al cristianismo.

En 1673 fue emboscado por una parcialidad rival de los Poyas y murió asesinado en cercanías al río Deseado, en Santa Cruz.

Datos

“Los carteles (de la Lof) son medio intimidantes. Los había visto en los diarios, pero en persona es otra cosa”.
59 personas
viven en Villa Mascardi, según el último censo. La principal actividad económica son los servicios turísticos.

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