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Incorporó 200 metros cuadrados para depositar restos fósiles y para tareas de investigación.

El museo “Carmen Funes” es reconocido a nivel mundial por la colección de fósiles de dinosaurios del Cretácico que acapararon el interés de la comunidad científica internacional. Y en esta “usina” del conocimiento están los investigadores que estrenan espacio para su tarea. Se trata de 200 metros cuadrados que permitirán mejorar el trabajo del equipo que se desempeña en la institución y a la vez optimizar el almacenamiento de los materiales fósiles con que cuentan.

El paleontólogo Rodolfo Coria, abre las puertas del flamante anexo, donde el área científica del “Carmen Funes” está instalada desde hace pocos días. Son 100 metros cuadrados, donde se depositarán los materiales fósiles y en una planta alta de la misma dimensión, donde están los gabinetes para los investigadores y una sala de reuniones.

Junto a Coria, están el licenciado en Ciencias Naturales, Flavio Bellardini; el también licenciado Mattia Baiano, y magíster en Paleontología; Guillermo Windholz, licenciado en Paleontología y Diego Pino, licenciado en Geología. Todos están haciendo sus doctorados, dirigidos por el profesor Coria –en el caso de Pino es codirector– y además, dos de ellos son becarios Conicet; otro de la municipalidad de Huincul; y uno de ellos técnico de la dirección de Cultura de la provincia.

Si bien lo más “vistoso” de los investigadores es la actividad “de campo, la mayor cantidad de tiempo es trabajo intelectual”, refirió Coria.

Los problemas por la falta de espacio ya se observaban para la labor investigativa. Cuando se construyó en 2003 para albergar la parte vieja, se permitió una disponibilidad de espacio importante pero que pasado el tiempo, se agotó con el resultado de campañas posteriores. “Esta nueva ampliación nos genera la posibilidad de trabajar tranquilos por los próximos 10 años”, concluyó Coria.

El proyecto de la impresora 3D

Además de las mejoras edilicias, se gestiona sumar una impresora en 3D. “El primer paso del proyecto implica la creación de bases digitales en 3D de toda la colección. La impresora permite generar reproducciones reales a partir de escaneados con modelos digitales de fósiles que estudiamos, ampliarlos, hacerlos en escalas distintas y recibir archivos de otros museos y reproducir piezas de otros museo en éste”, explicó el profesor.


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