Esta es la pulpería que fue testigo de los orígenes de Sierra Grande

La Rinconada supo ser el centro de reuniones de los pioneros que llegaban desde distintos lugares de la Patagonia a habitar estas tierras, a principios del siglo pasado.

La Rinconada, así se llama el vieja pulpería y almacén, el sitio de encuentro, el lugar de paso en la ex Colonia Pastoril Chilavert o Sierra Vieja, como se conoce al primer asentamiento poblacional de Sierra Grande, distante a tres kilómetros del pueblo.

El lugar fue cuna de los primeros habitantes del lugar, que llegaron desde distintos rincones de la Patagonia a habitar estos suelos a principios del siglo pasado.

Las pasturas y el mismo refugio que dan las sierras de pórfido que rodean el lugar lo convierten en un rincón para quedarse y por eso era un pueblo y ahí estaba su almacén y pulpería que era centro de reuniones, al menos así lo cuenta Santiago Segovia, hijo del dueño de aquel emprendimiento.

El sueño de don Santiago es mantener viva la memoria y por eso trabaja incansablemente.

Curiosamente en el paraje no viven antiguos pobladores y Segovia siempre brega para que no quede en el olvido el pasado que una vez hubo en el lugar.

Si bien él vive en Sierra Grande, todos los días va a Sierra Vieja, a la casa que aún está en pie y donde funcionó la pulpería.

Allí tiene sus plantas y ese lugar que en sí encierra historias desde su padre, sus hermanos e incluso el mismo Manuel Novillo, que llegó a estas tierras a explorar los suelos en busca del mineral de mica en 1944, no encontró lo que buscaba, pero sí el mineral de hierro.

Cuenta que Novillo en sus andanzas en la búsqueda de mineral se alojó largo tiempo en el sitio. Era chico pero recuerda esa como una gran anécdota, porque el descubrimiento del hierro le dio origen al hoy pueblo de Sierra Grande.

Es un defensor de lo ancestral y anhela que se ponga en valor lo que fue el primer poblado. También quiere recuperar la primera cancha de fútbol que hoy está dentro de un patio.

Antes había casas, almacenes, una comisaría, una escuela –la Primaria 62 que hoy funciona en Sierra Grande y recientemente cumplió 90 años–, un correo y un juzgado de Paz.

De todo ello queda un rancho de adobe, muchas ruinas, unas pocas casas, la vieja escuela que está en proceso de reconstrucción, la antigua casa de correos hoy convertida en el museo Duamn Ruca.

Pero también está el almacén de Santiago Segovia, que lo conserva y cuida como lo más preciado. Es que el hombre quiere mantener esos olores, sonidos rutina que dieron vida a su querido pequeño pueblo.

Muy cerca está el cementerio de Sierra Grande y una cancha de rugby.

Si bien son pocos los edificios que quedan, es vital su conservación como patrimonio histórico del sitio, de un pueblo que ya tiene mas de cien años y que nació como colonia pastoril.

Santiago Segovia recuerda su niñez en esa casa y espera que los edificios que quedan sean conservados como patrimonio histórico.

Punto de encuentro: Sierra Grande

Datos

Santiago Segovia recuerda su niñez en esa casa y espera que los edificios que quedan sean conservados como patrimonio histórico.

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