Estiman que hubo más de cien casos de abuso en Valle Medio

“Tenía 6 años cuando un hijo de puta, amigo de la familia, me abusó. No sé si fue por vergüenza, por miedo o por las dos cosas, que recién cuando tenía más de 30 años lo pude contar. Pero no hay una sola semana en la que no me acuerde por todo lo que pasé”.

El que habla es Ariel G., que hoy tiene más de 40 años y le tiemblan las manos cuando evoca el recuerdo más oscuro de su vida.

Las cifras de abusos infantiles en la zona del Valle Medio aumentan en forma constante.

En los últimos tres años se registraron en esta región de la provincia 27 casos, que fueron atendidos por el sistema de salud. Se estima que por cada hecho denunciado existen al menos cuatro más, de este modo en la zona se habrían registrado más de 100 abusos a menores.

Los daños que perduran

El abuso a un menor provoca daños no sólo físicos sino psicológicos que repercuten por años.

Ariel sostiene que en su caso “no hubo denuncia. El tipo de se fue de la zona y nunca más lo vi. Y la verdad, mejor, no sé qué hubiera hecho si lo volvía a encontrar”.

Si el abuso es un infierno, la búsqueda de justicia se convierte en un laberinto, donde muchas veces la víctima es re victimizada y el paso del tiempo sin respuestas hace que se sumerja en otro dolor, el que provoca de la impotencia.

Marlene Olzinger y María Hella Doric, que están a cargo del área de Servicio Social del hospital zonal de Choele Choel fueron quienes hicieron la estadística (ver infografía).

“Nos llamó mucho la atención la seguidilla de algunos casos. Desde Servicio se atienden por guardia los casos de abusos junto con los médicos” sostuvo Marlene Olzinger al hablar con “Río Negro”.

Explicaron que “el equipo de salud atiende el abuso cuando se efectúa una denuncia, con un protocolo que existe desde el 2005. La función del equipo de salud es escuchar a la víctima, compensarla y brindarle apoyo. No investigar”.

Falta de recursos

Por otra parte, se supo que “existe un solo médico policial en el Valle Medio que debe estar presente cuando se realizan los estudios al detectar un posible abuso. Una vez que actúa el equipo de salud interviene el fiscal y en caso de ser necesario la defensoría de menores. También interviene Protección Integral. Desde la justicia se realiza Cámara Gesell”, que es una entrevista con la víctima a cargo de un especialista.

Distintas fuentes consultadas mencionan que las primeras declaraciones de las víctimas sobre los hechos son claves.

Cámara Gesell

“A veces se demora mucho en hacer la Cámara Gesell y los chicos, por temor, se desdicen o no dicen nada. Y durante ese tiempo de demora han visto en algún momento al agresor” sostuvieron fuentes judiciales.

De las estadísticas recogidas en la zona se pudo determinar que de los 27 casos de abuso, 13 fueron perpetrados por familiares directos o cercanos, 9 por personas conocidas por la familia y tan sólo 4 por desconocidos. Es por ello que sacar al chico o víctima del entorno es una prioridad.

Según la Organización Mundial de la Salud,

una de cada

cinco niñas y uno de cada trece niños pueden ser víctima de abuso sexual infantil.

Muchas veces la víctima es revictimizada y el paso del tiempo sin respuestas hace que se sumerja en otro dolor, el que provoca la impotencia.

Una mirada

subjetiva y sensible

El incremento de las derivaciones provenientes de fiscalías y el creciente número de casos de abuso sexual que han sido judicializados y abordados desde la intervención del equipo de profesionales de la Oficina de Atención a la Víctima evidencia la trascendencia del trabajo desplegado en los últimos años, que logró consolidar una fluida red de intercambio con otras instituciones que trabajan en la problemática y aportando a la justicia una mirada sensible y subjetiva en la atención a la víctima.

La intervención de la Ofavi viene acompañada del requerimiento del fiscal que lo solicita.

El tratamiento posibilita al equipo acompañar a las víctimas a un juicio, siempre desde la singularidad de la persona.