La calesita que giró 32 años esta tarde dará sus últimas vueltas

Es la única de Río Colorado. La familia que la administra asegura que dejó de ser un negocio rentable. Fue un gran atractivo, pero sostienen que los niños hoy eligen otras cosas para divertirse.

Hoy será la última tarde para la calesita de Río Colorado, que dará sus últimas vueltas luego de funcionar por más de 32 años dando alegría, suspenso, emoción y felicidad a los chicos.

Éste fin de semana la hermanas Natalia y Karina Gorjón dejaron abiertas sus boleterías como un obsequio a los niños, para que todos ingresen gratuitamente y guarden en un rincón de sus memorias el recuerdo de haber estando dando vueltas sobre el lomo de un caballo, una jirafa de madera, un auto o un avioncito.

“Nuestro sueño termina acá, las recaudaciones no nos alcanzan ni siquiera para afrontar los gastos mensuales que demanda la calesita. Nos costó muchísimo tomar la determinación y con mucho dolor en el corazón tenemos que decir que es imposible continuar”, reflexionó Karina, una de las dueñas, con lagrimas en los ojos.

Además de que la tecnología se apoderó de los pequeños, la situación económica se tornó difícil. Explicaron que éstos fueron los puntos principales que atentaron contra un emprendimiento que buscaba una mínima rentabilidad económica que ayudara a la canasta familiar.

La historia

La única y última calesita de Río Colorado tiene sus orígenes en febrero 1986, momento que Sixto Segundo Castañar junto su familia lograron adquirirla en Bahía Blanca y un artesano le diseño cada una de las figuras que aún perduran.

Por unos 15 años funcionó sobre la avenida San Martín, en un terreno junto al comercio familiar y posteriormente se trasladó a un sector de la plaza principal. Igual que los actuales dueños, Sixto peleó mantenerla abierta.

Karina y Natalia a inicios del año pasado, luego de una charla familiar se animaron a tomar el “timón” de la calesita buscando mantener la ilusión a los chicos.

Repintaron toda la estructura, incursionaron en un nuevo y mejor sonido y ambas disfrazadas de payasos, iban interactuando con los niños, formando distintos juegos y bailes que concluían con las vueltas en calesita.

“El principal problema es que los chicos de la nueva generación están creciendo con mucha tecnología y eso los hace prohibirse de disfrutar de cosas más pequeñas e inocentes como lo es subirse a un caballo de madera y mientras das vueltas ir soñando”, dijo Karina. “Tampoco podemos dejar de lado la difícil situación económica por las que están atravesando las familias de la comarca”, finalizó.

“Las recaudaciones no nos alcanzan ni siquiera para afrontar los gastos mensuales que demanda la misma calesita”.

Karina Gorjón, una de las dueñas del emprendimiento familiar.

“Tenerla abierta todos los fines de semana demanda tiempo y dinero de la familia que tenemos que sacar de otro lado”.

Natalia Gorjón, que junto a Karina restauró la calesita hace un año.

La calesita tiene sus orígenes en febrero 1986. Fue adquirida en Bahía Blanca y un artesano le diseñó cada una de las figuras que aún perduran.

Precio del pase

Datos

“Las recaudaciones no nos alcanzan ni siquiera para afrontar los gastos mensuales que demanda la misma calesita”.
“Tenerla abierta todos los fines de semana demanda tiempo y dinero de la familia que tenemos que sacar de otro lado”.
La calesita tiene sus orígenes en febrero 1986. Fue adquirida en Bahía Blanca y un artesano le diseñó cada una de las figuras que aún perduran.
$ 15
cobraban la vuelta de la calesita, que dura unos 4 minutos. Este fin de semana todos subieron gratis.

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