La mesa larga de Amanda recibe a niños de Quinta 25

Una vecina lleva adelante la tarea en el comedor “Yo Soy”, que fundó hace 5 años. Cocina para chicos de bajos recursos y los convoca a talleres.

Amanda Gaite (53) no sólo tiene a sus siete hijos sentados en su mesa cada mediodía. También recibe a alrededor de 50 chicos del barrio Quinta 25 y les da de comer de lunes a viernes, y durante los fines de semana son aún más: van diez familias completas.

“Ellos salen de la escuela, se vienen para acá y los espero con algo caliente. Les preparo tallarines con tuco, guiso con arroz, legumbres, puchero con bastantes verduras. Hay días en que les cambio el menú y les hago dulce porque sé que les gusta mucho, como un buen arroz con leche por ejemplo”, explicó Amanda, quién indicó que tramita la personería jurídica para que el comedor “Yo soy” que forma parte de sus días hace cinco años se convierta en asociación.

Sus invitados -desde bebés a niños de cinco años en su mayoría y algunos chicos más grandes, se entretienen y aprenden en su casa, ubicada en la calle Catamarca al 3.624 .

Pasan ratos participando de talleres de manualidades con goma eva, pintura y reciclado. “Acá tengo todo lo que los chicos hacen: flores, vestidos de muñecas, adornos… les enseño lo que sé de artesanías y les digo que aprender lo que puedan es la manera de salir adelante”, enfatizó la mujer.

Amanda también presta su casa para que estudiantes y graduados del Instituto Universitario Patogénico de las Artes (IUPA) les enseñen a los niños a tocar la guitarra y la flauta.

Recuerda que la idea de abrir un comedor tomó fuerza y sorprendió hasta a su propia familia hace cinco años. “Fue cuando uno de mis hijos me pidió invitar a su amiguito del barrio a almorzar y le dije que sí. Nunca me voy a olvidar que estábamos comiendo unos fideos con tuco y el dijo ‘hace cuanto que no como en familia’. El nene se quedó en casa todo el día. Me llegó tanto que cuando se fue dije que iba a abrir un comedor, mi hijo no lo podía creer”, recordó.

Al principio sostenía el espacio con su dinero, pero a medida de que el número fue creciendo necesitó ayuda. En la actualidad se dedica de lleno a la tarea del comedor.

Bienvenida ayuda

Hace pocos días, el mantel flameaba en una mesa improvisada en la vereda del comedor. Allí, un pizarrón convocaba a retirar útiles escolares a los niños del barrio. Fue el martes pasado cuando personal de tarjeta Naranja -empresa que apadrinó al comedor hace años- llegó con un centenar de bolsas para entregar.

“Estos aportes son muy valiosos, ya que contribuirán a satisfacer estas necesidades escolares y facilitar que niños y niñas puedan transitar su período de clases sin dificultades materiales”, remarcó.

De esa misma manera recibe aportes de otras empresas y de particulares, que solidarizados con la causa, les llevan cajas con ropa, zapatillas y también alimentos.

“Todo nos ayuda”, finalizó Amanda.

Mesa llena

“Les enseño lo que sé de artesanías y les digo que aprender lo que puedan es la manera de salir adelante”

enfatizó Amanda, madre de siete hijos que tiene un corazón solidario.

Datos

50
niños y niñas del barrio asisten al comedor “Yo Soy”. Los fines de semana son más: acuden 10 familias completas.
“Les enseño lo que sé de artesanías y les digo que aprender lo que puedan es la manera de salir adelante”

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