Lúpulo de la Comarca Andina recupera su papel protagónico

De la mano fundamentalmente de las cervecerías artesanales, los productores ven un mejor horizonte en la actividad. El grueso de la producción sale de las provincias de Río Negro y Chubut.

Luego de luchar durante años en busca de mayor competitividad y rentabilidad, a pesar de los bajos precios que manejan las cervecerías industriales, los productores de lúpulo de la Comarca Andina van recuperando un papel protagónico con el surgimiento inédito de las cervecerías artesanales que se observa por todo el país.

El “boom” de consumo, paulatinamente, les facilita la incorporación de tecnología, maquinaria e innovación para satisfacer a un mercado que exige calidad y mucha precisión a la hora de elegir el aroma y sabor en relación al lúpulo.

Conjuntamente con el agua, la malta y la levadura, el lúpulo es uno de los 4 elementos principales que intervienen en la elaboración de la cerveza.

Esta zona tiene “identidad y pertenencia” con el cultivo desde su génesis: quien introdujo las primeras plantas en 1905 fue el colono alemán Jorge Hube (procedente de Chile) y el primero en fabricar cerveza casera fue Otto Tipp, quien pasó a la historia por izar una bandera blanca en su chacra para avisar a sus vecinos que la bebida está lista, además de su nombramiento como presidente de la República de El Bolsón (un intento secesionista que duró pocos meses), quizás producto de aquellas libaciones entre parroquianos aburridos.

Por aquellos tiempos, los pioneros usaban al lúpulo como planta trepadora ornamental, para fines medicinales “por sus características antibióticas”, culinarias o simplemente para la fabricación de sus cervezas.

A partir de 1956, la producción del lúpulo en El Bolsón está directamente relacionada con la empresa Quilmes, ya que su titular, Otto Bemberg, fue “quien promovió e impulsó los cultivos de lúpulo en la región. Desde esa época, la relación comercial fue permanente, aunque con algunos altibajos. Hasta el año 1993 en los valles de El Bolsón, Lago Puelo, El Hoyo y Epuyén se producían 330 toneladas de lúpulo, que generaban ingresos de 1,8 millones de dólares, con una superficie cultivada de 210 hectáreas con 24 productores”, detalló el historiador local Juan D. Matamala.

Según graficó el ingeniero agrónomo Hernán Testa (especialista en el tema desde hace una década), “actualmente en Argentina hay 160 hectáreas de lúpulo en producción. Aproximadamente, el 88% de dicha superficie la desarrollan 6 productores de la Comarca Andina (4 en Río Negro y 2 en Chubut), mientras que el 12% restante es explotado por Cervecería y Maltería Quilmes, en Fernández Oro”.

Para la cosecha que comenzará en febrero/marzo de 2018 “se estima una producción global de unas 275 toneladas de lúpulo (flor deshidratada).

Teniendo en cuenta que predominan las variedades de aroma por sobre las de amargor, la producción total de resina alfa (principal sustancia de interés en términos industriales) alcanzará valores de entre 20 y 25 toneladas”, generando ingresos por unos 70 millones de pesos.

“A escala mundial estos valores son casi insignificantes, ya que hoy en el mundo hay unas 56 mil hectáreas de lúpulo en producción. Sin embargo, a nivel local el lúpulo constituye el segundo cultivo de importancia económica, después de la frambuesa”, remarcó.

Enseguida aclaró que “las importaciones de lúpulo ocurren por dos motivos: uno por falta de abastecimiento en cantidad, dado que Argentina consume muchas más toneladas de las que produce. La otra razón es varietal, en relación a que hay atributos que son muy buscados y acá no están, como por ejemplo el carácter frutado de ciertas variedades que se producen en EEUU. No por ello se visualiza un decrecimiento de las ventas”.

El dato

Hay una gran demanda de lúpulo en el país,

pero la producción local está lejos de poder abastecerlo. El grupo ABInBEV es el que más requiere.

Algunos secretos de la actividad

Alemania y EEUU “son los 2 grandes productores de lúpulo, y juntos poseen más del 70% de la superficie cultivada en todo el mundo” (Hernán Testa).

En el mundo son apenas 27 países los que producen lúpulo, y Argentina pertenece al grupo de los que cultivan pocas hectáreas, al igual que Japón, Bélgica, Eslovaquia, etc.

“Todas las variedades especiales de nuestro lúpulo, están totalmente sobredemandadas” (Testa)

Faltan variedades para poder competir

“Estaría bueno que el estado, a través del INTA, nos ayudara a desarrollar nuevas variedades que nos permitan competir con el lúpulo que viene del exterior”, valoró Omar Buzian, quien junto a su hermano Marcos están al frente de la chacra “JB” (en honor a su padre José Buzian, quien dio impulso al emprendimiento “en tiempos de crisis donde muchas empresas desaparecían”).

Recordó que “conocimos el lúpulo en los años ’90, cuando recién llegamos a la zona, y la crisis económica nos llevó a buscar trabajo en lo que fuera posible. Empezamos como cosecheros en este mismo lugar, luego pasamos a ser empleados y cuando el dueño decidió dejar la actividad y vender todo, mi padre le hizo una propuesta de compra consistente en pagar la tierra con la misma producción”.

Actualmente, producen las variedades Cascade, Nugget, Mapuche y Victoria, “además de otras que estamos experimentando”. Su desafío hoy es una inversión considerable en equipos de procesamiento para llegar a tener un producto de muy alta calidad.

Los hermanos Buzain, pasaron por todos los roles en el lúpulo.

“A nivel local el lúpulo constituye el segundo cultivo de importancia económica,

después de la frambuesa”

Hernán Testa,

especialista

Una mirada a la principal zona productora del planeta

Durante agosto y septiembre de este año, Hernán Testa estuvo capacitándose en la región de Hallertau (en el estado de Baviera, al sur de Alemania), Tettnang (al lado de Suiza) y en Spalt (cerca de Nuremberg). “Hallertau es realmente la principal zona lupulera del planeta y concentra cerca de mil productores”.

“El clima templado y los buenos suelos –explicó-, aunados a la experiencia y la pasión, los han llevado a estar a la vanguardia del mercado mundial. Luego de varias semanas de formación intensiva en plena época de cosecha y de la mano de los expertos, pude comprender mejor los altísimos niveles de competitividad que tienen los alemanes en relación a esta industria específica. En primer lugar, tienen una visión de largo plazo y están muy acostumbrados al trabajo en equipo. La cooperativa de lupuleros o HVG (hopfenverwertungsgenossenschaft), nuclea a la gran mayoría de los productores en Hallertau y, según visualicé, existen fuertes lazos de confianza entre los socios que incrementan la eficiencia y la capacidad del sector”.

Datos

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Familias de El Bolsón y Lago Puelo viven del lúpulo, uno de los cultivos que más mano de obra requiere.
Hay una gran demanda de lúpulo en el país,
pero la producción local está lejos de poder abastecerlo. El grupo ABInBEV es el que más requiere.
“A nivel local el lúpulo constituye el segundo cultivo de importancia económica,
después de la frambuesa”

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