Maravillas de arena y sal en la costa rionegrina

Entre médanos y lomadas, el Camino de la Costa se extiende en 200 kilómetros de playas a las que los acantilados sólo permiten acceder en los sitios donde el hombre construyó explanadas. Bellísimos paisajes para descubrir.

El Camino de la Costa o Ruta de los Acantilados, oficialmente identificada como Ruta Provincial Nº 1, se extiende hacia el este de Viedma en dirección al balneario El Cóndor. Incluye 60 kilómetros de asfalto hasta La Lobería y otros 140 de ripio desde allí, hasta el empalme con la Ruta 25 que conduce al Puerto de San Antonio Este.

Recorre innumerables playas vírgenes que sucesivamente impactan frente a los ojos de los visitantes, que quedan sorprendidos por un mar que va adquiriendo azules y celestes más intensos a medida que se aleja de la desembocadura del río Negro.

Por momentos se distancia de la costa y la traza se pierde en la estepa, eludiendo médanos y lomadas. Pero luego, aparece de nuevo exuberante detrás los jarillales.

Por tramos, los acantilados impiden el acceso directo al mar, el cual se limita a los sitios donde el hombre construyó explanadas. Así, la Segunda Bajada del Faro, El Espigón, Playa Bonita, La Lobería, la Bajada de Echandi y Bahía Creek son algunos de los puntos para descender a la costa donde el murallón obstaculiza el paso.

En cambio, Bahía Rosas y la Ensenada, Pozo Salado, Caleta de los Loros, Vintter, la Alcantarilla, son algunos de los accesos directos al mar, en algunos casos superando algunos médanos de distinta dimensión.

Son 200 kilómetros y miles de paisajes. 200.000 metros y millones de posibles postales que quedarán grabadas en la retina.


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