Reportaje a Pablo Yoiris: Ideas negras para la hoja blanca

Vivir en la apacible Cinco Saltos no le impide a este escritor ser uno de los mejores exponentes de la narrativa negra actual. Autor de la premiada “Resnik”, su última joya es “Usted está aquí”.

P- En diez palabras, o menos, ¿quién es Pablo Yoiris?

R- Es un tipo tragicómico que sangra por escrito.

P- ¿Qué es lo negro de la literatura negra?

R- Creo que la literatura negra (policial negro, de crímenes, polar; hasta el color cambia según la región) se nutre de los residuos del capitalismo. Pienso, por consiguiente, que lo negro es el capitalismo. De las posibles tonalidades que abarca el capitalismo nos toca hoy convivir bajo una de las más oscuras, el pretendido liberalismo. Es que una estructura de organización social meritocrática que exalta la competencia y estimula y premia el dominio del hombre por el hombre no puede desembocar en otro color que no sea el negro. No nacemos en igualdad de condiciones ni elegimos en qué condición nacer, y mientras no podamos resolver esto la literatura seguirá ahí, pinchando globitos amarillos, mostrando e interpretando esta realidad. Pero hay una limitación en la literatura y es que, por lo menos a ella, no podemos exigirle respuestas (todo lo contrario). Por ejemplo, una respuesta a la pregunta ¿dónde está Santiago Maldonado?

P- Sabemos de muchos buscavidas, pero ¿“Los buscamuertes”?

R- “Los Buscamuertes” es mi primera novela publicada. En ella no nace la gente a escala global desde hace quince años, y entonces los más jóvenes, a su manera, van buscando distintas estrategias y alternativas para trascender personalmente la falta de trascendencia como especie. Se lidia con el suicidio.

P- ¿Cuándo y por qué resolviste que ibas a escribir?

R- Creo que a los ocho o nueve años era un plan serio y a conciencia que tenía el ser escritor. Leía novelas de aventuras y me entretenía escribiendo unos cuentos que eran como versiones condensadas y atropelladas de esas lecturas. Luego, ya de adulto, la escritura volvió a surgir casi por accidente. Fue una construcción distinta, más metódica y menos fantasiosa.

P- ¿Dónde encontrás las ideas para tus historias?

R- En las relaciones que tejen las personas entre sí. Las que puedo observar, cuanto más de cerca mejor.

P- ¿Qué leés?

R- Como lector soy desordenado y asimétrico. Ahora vengo de un raid invernal de lecturas de buenos narradores argentinos contemporáneos (entre los cuales destaco a Mariano Quirós con “La luz mala dentro de mí” y a Samanta Schweblin, “Distancia de rescate”). De ahí pasé a la dimensión de Marcel Proust con el cuarto tomo de “En busca del tiempo perdido”.

P- ¿De qué están hechos tus personajes?

R- De miedos, prejuicios, enojos y atracciones.

P- ¿Cómo le ganás la pulseada a la hoja en blanco?

R- Me parece que eso de la hoja en blanco es un enemigo que inventamos para proponer estrategias creativas, a veces simpáticas. Además, siempre es bueno tener alguien a quien echarle la culpa cuando las cosas no salen como queríamos, ¡ja! Pero en serio, si tenemos qué decir y encontramos la técnica adecuada creo que lo difícil es no hacerlo.


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