de memoria de su biblioteca

Una experta en preservación y restauración trabajó con los bibliotecarios para rescatar esas piezas y los documentos que cuentan el pasado de la ciudad.

“Hay que lograr recuperar la función primordial que tienen los documentos, que es darse a conocer para que sean apreciados por todo el mundo, porque encerrados en una caja fuerte no cumplen su función”, dice la especialista en preservación, restauración y conservación de piezas artísticas e históricas, Beatriz Canal.

Canal es una de las principales referentes nacionales en la materia, y ofreció en San Martín de los Andes un curso intensivo en el marco de las actividades previstas por el 100 aniversario de la biblioteca 9 de Julio, entre las que se cuenta la exposición –en noviembre– de ejemplares que datan de los inicios de este pueblo.

“Este tipo de trabajos pretende que no se pierda la memoria histórica, pero además busca que sea accesible al público en general, mediante protocolos de uso y directrices de conservación que deben respetarse”, agrega Canal frente a un puñado de bibliotecarios locales y la responsable del Archivo Histórico Municipal. Ellos, mientras tanto, van pincelando libros antiguos atacados por los hongos, con sus guantes y sus cofias, aprendiendo mediante la misma práctica acerca de su restauración.

En la biblioteca 9 de Julio, que el 4 de noviembre próximo celebrará sus 100 primeros años, se guardan primeras ediciones del perito Francisco Moreno, el geólogo Bailey Willis y la antropóloga Bertha Koessler, muchos de ellos autografiados. Además, se resguardan libros del siglo XIX de arte e historia, junto a gran cantidad de fotografías históricas de los pueblos originarios y la avanzada militar que arribó a estos lares en la década de 1890.

Los ejemplares buscarán restaurarse para ser expuestos durante los festejos por el centenario, según anunció su actual director, el escritor Gustavo Santos. Asimismo, se trabajará para recuperar los libros de la fundación de San Martín de los Andes, junto con los documentos de los primeros decretos de la autoridad militar al instalarse en este valle a partir de 1898.

“La restauración involucra varias técnicas, pero no se puede intervenirlos de manera que se pierda su desgaste por el uso o el paso del tiempo. Esas son marcas que deben perdurar”, asegura Canal.

Se salvará así del deterioro el impresionante catálogo sobre la región patagónica (el más importante de Neuquén) que guarda en sus estantes. Cien años de historia que seguirán ahí, para que todos puedan leerla.

Los números de un lugar fundamental

En los 500 metros cuadrados cubiertos se resguardan 38.500 libros, incluida una importante colección en idioma Braille, además de 950 audiovisuales.

Un promedio diario de 130 vecinos realizan allí diversas actividades.

Cuenta con 1.700 asociados, de los cuales 590 son usuarios regulares. Por día, unas 34 personas retiran libros y películas.

La cuota mensual es de $ 25.


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