El placer que se siente al manejarlo

Cerca de 50 se reunieron durante el fin de semana largo en Río Colorado y mostraron como al pasar que la devoción por ese vehículo no es sólo de hombres.

Acompañamos a Franco Ariel Albarracín en su Torino ZX, en una recorrida por la Colonia Juliá y Echarren y en algún momento le pedimos permiso para conducirlo. Ariel, tras pensarlo varios segundos, aceptó intercambiar los puestos.

Al acomodarme en el asiento del conductor la sensación era la de estar al frente de una gran nave lista para partir al espacio.

Mis sentidos se aunaron en una imagen que pocas veces pude vivír; fue sentir y escuchar claramente el motor que bramaba cuando apretaba el acelerador, pidiendo salir. Con mucho temor, puse la primera y comenzó a rodar y en poca distancia fue 2º, 3º y 4º.

Desde la pedalera entraba un ruido fuerte y parejo del motor, que fácilmente me transportaba hacia alguna ruta o pista de carrera.

El auto mantenía mostraba una dirección firme, y frenos rústicos que no dudaron en “clavarse” a la hora de reducir la velocidad para doblar.

Por varios kilómetros, la noción del tiempo fue fugaz, con un efecto muy especial que nunca había sentido sobre cuatro ruedas. A lo mejor podría ser la misma vivencia la que tienen continuamente los fanáticos y dueños de Torino, algo única. (JT)

Un gran número de fanáticos del mítico Torino de distintos puntos del país llegaron hasta Río Colorado, por segundo año consecutivo, con el objetivo de pasar un buen momento entre amigos y familiares y mostrar sus impecables autos.

Originales, reparados o reacondicionados: lo que interesa es el tradicional e invaluable ejemplar, que tiene una rica historia y es un ícono de la industria nacional argentina.

El club Defensores de la Colonia fue el lugar elegido para congregarse. Con casi medio centenar de autos agrupados en “Torinos del Sur”, sus dueños y sus familias cumplieron con el ritual anual y con una tendencia que va en crecimiento.

Desde el viernes, cuando comenzaron a llegar los primeros ejemplares se pudo ver a los propietarios, mostrarse orgullosos y escucharlos hablar e intercambiar historias, sin ocultar una sonrisa de satisfacción.

Mientras iban desembarcando los Torino, la gente se arrimaba a observar el espectáculo.

“Un fierro”. Franco Ariel Albarracín llegó en su Torino ZX, verde, modelo 81. “Mi amor por el Torino comenzó desde muy chico y estoy muy agradecido a mi papá que me regaló este fierro”, expresó.

“El fanático del Torino, valoriza la amistad, el compañerismo y en estos encuentros no importa si tu auto está en excelente estado o tiene detalles. Acá todos están cero kilómetro y todos somos una sola familia”, dijo orgulloso.

Durante la llegada de la primera docena de máquinas, la tierra que volaba por el viento y una llovizna caída sobre la tarde, terminaron de ensuciarlos. Pero con los primeros rayos del sol, pronto todos comenzaban a lavarlos para sacarles lustre natural a los emblemas de la mecánica y que estuvieran perfectos para la vista de quienes pasaban a visitarlos.

Repuestos, tema recurrente: Muchos de los vehículos ya tienen medio siglo de vida, y cada día que pasa se complica cada vez más encontrar repuestos o mecánicos que los reparen. Eso obligó a varios de los fanáticos a pagar altas sumas de dinero en repuestos y arreglos. Otros se las ingeniaron para reformar y adaptar piezas que reemplazaran las dañadas. La fórmula y el croquis también es compartido con sus pares.

Patricio tiene la máquina más antigua del evento. Un Torino 300 S modelo 196, una de las primeras unidades en fabricarse en el país, con un motor tornado 6 cilindros, 3.8 litros de cilindradas, caja de cuatro velocidades. La versión fue la más utilizadas como taxi en la Capital Federal.

Pasión femenina. Entre tantas historias masculinas se encuentra la barilochense Gloria Schefer, quien conduce un Torino GR. Se enamoró de la marca cuando su esposo la invitó a salir en un vehículo con historia. “Mi amor por el Torino comenzó hace ocho años cuando Jeremías me paso a buscar.” Hoy cada uno cuenta con su propio Torino, luego que Gloria le regalara hace unos meses atrás a su esposo una ZX.

“Lo que se vive y se siente manejando un Torino es impagable y difícil de expresarlo con palabras”, dijo Gloria emocionada.

El club Defensores de la Colonia fue el lugar elegido para congregarse, con casi medio centenar de autos agrupados en “Torinos del Sur”.

FRnnK6tkqh4

Datos

El club Defensores de la Colonia fue el lugar elegido para congregarse, con casi medio centenar de autos agrupados en “Torinos del Sur”.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios