Un reencuentro que tuvo final feliz en Allen

Una gran comida reunió a los hermanos Méndez

ALLEN (AA).- La conjetura de que las “segundas partes no son buenas”, no tiene cabida para esta historia. Hace exactamente 26 días “Río Negro” fue testigo del reencuentro entre tres hermanos de apellido Méndez, nacidos en el poblado de Andacollo y separados hace más de 55 años, cuando eran niños. En esa oportunidad y a través de las páginas de este diario ellos contaron que para cicatrizar las heridas del pasado necesitaban encontrar a una hermana más de la que sólo tenían unos pocos datos. El mismo día en que salió publicada la nota alguien los llamó por teléfono y les brindó una pista esperanzadora, que tenía algunas coincidencias con la búsqueda que habían iniciado pero que los desafiaba a atar algunos cabos sueltos. Finalmente esa información los condujo hasta María Luisa Méndez (63), la hermana perdida que tanto anhelaban volver a abrazar. María Luisa estaba lejos, en San Rafael, Mendoza donde formó su propia familia. Primero la contactaron a su hija y después a ella. A través de rionegro.com.ar leyó la crónica que relataba el reencuentro de sus tres hermanos, José Valentín, Albertina y Lorenzo José, y en la que también pedían a los lectores cualquier tipo de información que sirva para ubicarla. En ese momento se emocionó y lloró junto a los suyos. María Luisa había emigrado a Mendoza a los 16 años, luego de vivir un tiempo en Chos Malal. Partió del suelo neuquino que la vio nacer con la resignación a cuestas de no entender por qué después de la muerte de su padre, su madre había decidido entregarla a ella y a sus hermanos, alejándolos definitivamente. Este viernes santo y en la chacra 61 de Allen donde vive uno de los protagonistas de esta historia, José Valentín, Albertina y Lorenzo José, recibieron a María Luisa que llegó con su hija desde Mendoza. Para celebrar la reunión organizaron un gran almuerzo en el que la emoción y la alegría invadieron cada momento. “Andábamos siempre juntos. Buscábamos choclos en lo de los vecinos para asarlos y comerlos, la mami nos daba una jarrada de ñaco y jugábamos todo el día. Resbalando, nos tirábamos desde los cerros con un cuerito de oveja y volvíamos a la casa con la ropa deshilachada” contó la mujer al recordar la infancia feliz que compartió junto a sus hermanos, en Andacollo. María Luisa nunca olvidó sus raíces y a pesar de la lejanía y el paso de los años, nunca perdió las esperanzas de recuperar a su familia perdida. “Estaba en Mendoza y miraba los micros que llegaban… imaginaba si en alguno podían viajar mis hermanos. Me ponía a pensar y mi hija me preguntaba ¿mami en qué estás pensando?… Y yo le contestaba: en ser pajarito para cruzar la cordillera e ir a ver si están mis hermanos”. Al reencuentro del viernes también asistió Herminio Méndez, otro de los hermanos que aún vive en Andacollo. El único que no pudo llegar hasta Allen porque no consiguió pasaje de colectivo es Manuel Jesús, que también reside en ese pueblo del noroeste neuquino.


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