Vecinos cocinan y llevan comida a quienes más la necesitan en El Bolsón

Cuarenta personas que trabajan en forma rotativa elaboran setenta raciones diarias de comida que luego entregan casa por casa a los que más lo necesitan.

Vecinos cocinan y llevan comida a quienes más la necesitan

Como cada tarde, desde la cocina del centro comunitario del barrio Usina se pone en marcha el operativo de llevar un plato de comida caliente a 70 familias. “Son alimentos contundentes y frescos para superar el frío, preparados a diario por un equipo de 40 personas, porque más allá de nuestro credo, nuestra responsabilidad social es comprometernos con las necesidades de aquellos vecinos que hoy no tienen para comer”, detalló ayer el pastor Joel Higueras, uno de los gestores de la iniciativa.

“En total somos unos 40 vecinos, que van rotando semanalmente”. Las viandas (empaquetadas en bandejas y cubiertas con papel film) son distribuidas casa por casa en 4 autos. “Hay madres con varios chicos, o abuelas a cargo de sus nietos, que no pueden venir a buscar la comida”, resaltó.

“Esto se hace todos los días, desde el 15 de junio. Comenzar siempre cuesta, pero terminar cuesta aún más, porque hay que dejar abuelos y chicos sin su cena. La meta era cubrir esas necesidades durante la etapa más difícil del invierno, y ahora para seguir volvemos a apelar a la solidaridad de nuestro pueblo, porque es imposible que lo hagamos solos”, dijo Higueras. Remarcó que “los que estamos comprometidos con este proyecto somos obreros, por cuanto nuestros recursos siempre son limitados. Esto está abierto a cualquiera que quiera venir a ver lo que hacemos, a colaborar o a traer algún alimento”, ya sea en el centro barrial (desde las 18), o en el Centro Cristiano Clínica del Alma (avenida Libertad y callejón de Julia y Emiliano Pérez), durante el día.

Por primera vez, “desde Desarrollo Social del municipio se comprometieron a ayudarnos con carne y verduras. Entre los colaboradores, tenemos hasta gente de Bariloche y de El Pedregoso, que se enteraron de la propuesta y quisieron ayudar”, dijo el referente barrial.

Recordó que “con muchas ganas lo estamos haciendo por cuarto año consecutivo. La idea nació cuando vimos a varias personas viviendo debajo del puente del río Quemquemtreu, en pleno invierno y expuestas a la lluvia y al frío”.

“Era un cuadro terrible que nos movilizó a preocuparnos. Les llevamos un café y un sanguchito, después abrigo y colchones. Por entonces éramos 6 o 7 y pasamos épocas muy complicadas. Otras situaciones aparecieron con personas muy mayores que recibían la garrafa social, pero que no podían ir a buscarla; otras a quienes el municipio les tiraba la leña en el patio, pero que no podían partirla y guardarla. Formamos entonces un equipo de vecinos de buena voluntad que terminó ayudando a quien lo necesitara”, finalizó Higueras.

“Los recursos son limitados, esto está abierto a cualquiera que quiera venir a ver lo que hacemos, a colaborar o a traer algún alimento”.

dijo el pastor Joel Higueras, uno de los impulsores de la iniciativa solidaria.

Incluso durante los fines de semana, en el templo evangélico se las arreglan además para dar la merienda a una treintena de chicos.

Datos

“Los recursos son limitados, esto está abierto a cualquiera que quiera venir a ver lo que hacemos, a colaborar o a traer algún alimento”.
Incluso durante los fines de semana, en el templo evangélico se las arreglan además para dar la merienda a una treintena de chicos.

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