«Caza de brujas» en Economía por el «baño-gate»

A los funcionarios de confianza de la ministra no les preocupa cómo armar un argumento convincente que justifique la aparición de las abultadas cifras dinerarias en el baño. Ahora concentran sus energías en detectar quién fue el que ventiló el dato. Investiga la Justicia.

BUENOS AIRES (Agencia Buenos Aires).- El ministerio de Economía está convulsionado por el affaire de la misteriosa bolsa con dinero -100.000 pesos y 31.670 dólares- hallada en el baño del despacho de Felisa Miceli.

La ministra encara ahora no sólo su estrategia judicial para defenderse en el caso. Esta semana sus funcionarios de confianza iniciaron una dura investigación informal para determinar cómo trascendió la anécdota, primero en charlas informales entre empleados del Palacio de Hacienda, para pasar luego a formar parte de un artículo de Jorge Lanata en el semanario «Perfil».

«Estamos viviendo una verdadera caza de brujas», contó a este diario un funcionario del Ministerio de Economía, que pidió el anonimato por razones obvias.

El abogado Miguel Bootello, quien pidió investigar a la ministro de Economía, , afirmó ayer que el acta policial donde consta el monto hallado «es la madre del borrego» que es necesario encontrar, para saber la responsabilidad que le cabe a la funcionaria. La preocupación del abogado quedó disipada anoche, ya que Infobae.com tuvo acceso al documento que elaboró la Brigada de Explosivos de la Policía y lo difundió en su sitio. (Ver facsímil). Ahora resta saber si la justicia, que ya investiga el hecho, accionará.

Miceli jamás admitirá en público que está furiosa por el baño-gate. Pero su círculo íntimo de colaboradores está de lo más agitado. ¿Por qué la obsesión por descubrir las distintas fuentes de la prensa si el dinero iba a ser utilizado con fines lícitos?

En la lógica oficial, se vivió como una «traición» que alguien haya relatado el insólito hallazgo a los periodistas.

Ahora los «micelistas» buscan al «culpable». Los nervios invadieron el quinto piso del ministerio. Todos los funcionarios y empleados son potenciales «sospechosos». Pero la realidad suele ser más sencilla que los escenarios de oscuros «complots» que suelen imaginar los funcionarios.

Según pudo saber «Río Negro» de fuentes de Economía, el «baño-gate» se había transformado en un rumor muy extendido entre los empleados políticos y de planta permanente del Palacio de Hacienda. Miguel Lezcano, el mayordomo del quinto piso, llamado ahora para declarar ante la Justicia, fue uno de los pocos testigos del hallazgo, igual que personal de la brigada antiexplosivos y que un secretaria de la ministra.

Son demasiados bocas para callar un acontecimiento semejante, que no tenía ninguna razón valedera para ser ocultado. La versión se esparció pronto por todo el ministerio. Los periodistas la escucharon al poco tiempo. Incluso esos primeros testigos del hallazgo del dinero relataron lo que había pasado, como es lógico, a funcionarios amigos suyos de la Secretaría de Comercio y del ministerio de Planificación, dos organismos enemistados políticamente con Miceli. Un dato inquietante para la ministra.


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