Corrupción al palo

Hace mucho que no escribo. Pero el mundo da para hablar siempre. Pero como soy argentino, incluiré a mi país. Pienso y repienso y no sé por donde empezar. Pero espero que los que lean estas líneas, y si sirven para algo, las transmitan a sus hijos, nietos y que inculquen lo principal ara mí: la moral. La verdadera moral, que la tuvieron nuestros abuelos y, quizás un poco menos, nuestros padres.


Tengo 68 años. De quien creíamos que tenía moral, que es la iglesia, seguimos defraudados, y si bien es una religión antiquísima esa y las demás religiones, son mafias.


La nuestra, mayoría en la Argentina, es la católica de la cual era creyente; hoy no, soy ateo. Las cabezas son los jefes “papa” en la católica y demás para abajo, ¿qué podemos decir? Tenemos un ejemplo muy palpable nosotros los argentinos; la actual la peor.


No hay y creo que no encontrarías una definición, y si la encontraras, no alcanzarían los malos adjetivos para definirla.


La mayoría, de cualquier partido político que pudieran gobernarnos, son corruptos y va a costar mucho erradicarlos. Porque cuando aparece un honesto y podría ascender a un cargo importante en política, desde los concejales de un municipio, te van a poner trabas y ni hablar de cargos más importantes.
Un honesto no sirve nada más que para trabajar en el ámbito privado o estatal para que, con sus impuestos, pagarles a los inútiles, pero muy vivos, los cuales no te dejaron ascender. Ellos siguen viviendo sus placeres los cuales, repito, pagamos nosotros.


Hay que adivinar y ninguno de nosotros somos adivinos. Pero bueno, será algún día que el voto que pongamos en la urna nos representará. Mucha suerte por el bien de las generaciones que nos sucederán.

Gustavo E. Monsálvez
DNI 11.208.813

Cipolletti


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