cristóbal lópez ahora se quedó con la salamandra
La Salamandra comenzó a funcionar en 1991. Según destaca el diario “Clarín”, resistió todo tipo de temporales hasta que por un conflicto intersindical entre los trabajadores de Atilra (agrupa a los lácteos) y otros gremios quedó en un fuego cruzado. La planta, ubicada a 90 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, entre Luján y Capilla del Señor, fue bloqueada y se paralizó la producción. Algo raro flotaba en el aire. Los contratos de exportación comenzaron a caerse en efecto dominó y su propietaria, Cristina Miguens, decidió venderla. La operación está cargada de simbolismo porque revela el ascenso de uno de los empresarios más cercanos al poder: Cristóbal López la compró semanas atrás en 7 millones de dólares para sumar dulce de leche premium a los aceites y otros alimentos que elabora con la marca Indalo.
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