Volcanes activos en la cordillera

Erupciones volcánicas de gran magnitud que suceden en el planeta cada 50.000 años podrían ocurrir en cualquier momento.

En la cordillera de los Andes hay un centenar de volcanes activos y algunos de ellos presentan grandes riesgos para la Argentina, sobresaliendo los que se encuentran próximos a las provincias de Neuquén y Chubut, que pueden verse seriamente afectadas y una vasta zona del país sufriría las consecuencias de una lluvia de cenizas.

En el planeta se han identificado aproximadamente 1.500 volcanes activos, de los cuales un centenar se encuentra en Chile y muchas de sus cumbres, en territorio compartido con la Argentina, en la cordillera de los Andes, que conforma el denominado «Cinturón de Fuego del Pacífico», una franja estrecha que bordea la cuenca de ese océano desde la costa occidental del continente americano.

Los volcanes no se distribuyen al azar sino que se ubican, principalmente, en los bordes de las placas que forman la corteza terrestre. En la cordillera de los Andes hay unos 600 y el tramo argentino-chileno presenta diferencias estructurales entre el sur, el centro y el norte.

En el sur, la cadena es delgada y con un importante vulcanismo activo que se inició en la era Cuaternaria e incluso continúa en la actualidad. En el tramo central, entre el centro norte de las provincias argentinas de Mendoza y La Rioja, la cordillera es más ancha y se extiende casi hasta la provincia de Córdoba. Se caracteriza por tener las mayores alturas de la cadena sudamericana, como el cerro Aconcagua, y si bien carece de vulcanismo activo en estos días es una de las zonas más sísmicas del planeta. En el norte la cadena vuelve a tener vulcanismo activo y gran actividad sísmica.

Los volcanes más activos de Chile son el Llaima -de 3.125 metros de altitud, se le denominó Imperial en los primeros tiempos de la colonia- y el Villarrica, con un record de diez erupciones cada uno en el siglo XX.

También el volcán Carrán, cercano a Riñinahue, en la zona sur de Chile, tiene alertados a los vulcanólogos desde que se registran numerosos movimientos de menor envergadura.

Las poblaciones argentinas que se encuentran en zona de «peligro volcánico» son Caviahue y Copahue (en la provincia de Neuquén), que se ubican dentro de la denominada «Caldera del Agrio» y en las estribaciones del volcán Copahue, que se encuentra activo. Este volcán es el más peligroso para el país; ha tenido pequeñas erupciones en forma repetida y cortos períodos y tiene un lago muy ácido en su cráter y puede volver a entrar en erupción.

En el país «no hay conciencia de los peligros que puede producir una erupción» y los expertos de la Asociación Amigos de los Parques Nacionales consideran crucial este tema, debiéndose desarrollar y ejecutar medidas de prevención porque los daños pueden ser reducidos si se desarrollan planes de contingencia con la suficiente anterioridad.

 

Lluvia de cenizas, el peligro latente para la Argentina

 

Una erupción en cualquiera de los volcanes ubicados en Chile puede hacer que una lluvia de cenizas atraviese todo el territorio argentino debido a que la orientación de los vientos predominantes en esas zonas es de Oeste a Este. Ese fenómeno acarrea graves perjuicios económicos y ambientales.

Los volcanes activos más importantes que pueden afectar al país son el Lascar, el Putana y el Lastarria, en la región noroeste; el Quizapu, ubicado en territorio chileno a la altura de Mendoza (Andes centrales), y el Peteroa, el Copahue, el Lanín, el Villarrica, el Llaima, el Chaitén y el Hudson en la región patagónica (Andes del sur).

Los volcanes son válvulas de seguridad que liberan el exceso de energía de la tierra y son producto del magma, material de que está compuesto el manto terrestre. Cuando el magma alcanza la superficie de la tierra recibe el nombre de lava y es el fenómeno natural llamado erupción.

«Como la Argentina no es un país con un historial de volcanes activos, no hay conciencia de los peligros que puede producir una erupción. Y si la hubo en algún momento fue luego de la erupción del Quizapu, ubicado en la frontera argentino-chilena a la altura de Malargüe, en la provincia de Mendoza, en 1932, y la del Hudson en 1991, pero el tiempo se ha ocupado de que todo se olvide».

 

NORBERTO OVANDO (*)

Especial para «Río Negro»

(*) Vicepresidente de la Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN). Experto de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (WCPA)


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