Las aplicaciones gratuitas, ¿son realmente gratuitas?

Muchas aplicaciones para smartphones son gratis pero toman datos personales de los usuarios. Algunas recomendaciones para elegir qué descargar.

Cuando un usuario se descarga una aplicación para el smartphone, de inmediato recibe consultas sobre los permisos que requiere. Normalmente se trata de accesos que necesita para su funcionamiento, pero no está de más estar atentos.

Las app gratuitas son de gran ayuda en el día a día, por ejemplo la linterna o los programas de mapas y navegación. Pero sus desarrolladores no son por lo general personas desprendidas que las regalan por amor al arte, sino que quieren ganar dinero con su trabajo.

Y por eso muchas contienen por ejemplo banners publicitarios que no es raro que muestren aquello que el usuario había estado buscando poco antes en Internet. Porque las app reúnen datos, algo que puede ser un negocio lucrativo.

“Es importante saber bien qué permisos se le da a la app”, explica Markus Merkle, del portal Handysektor. “Que una aplicación de linterna quiera acceder a la cámara es lógico, porque para funcionar tiene que encender el flash”, señala, pero con ello el programa tiene en teoría opción de acceder a otras funciones de la cámara. “Eso no quiere decir que lo haga. Pero nunca se puede estar 100 por ciento seguro”, indica Merkle.

En total, las aplicaciones pueden solicitar hasta 160 diferentes permisos, desde dónde guardar los datos hasta el acceso a la libreta de direcciones, la configuración del WiFi y otros datos sensibles.

“Lo mejor es que antes de bajarse una app uno mire si los permisos requeridos encajan con la función que debe aportar”, dice Merkle.

También hay que mirar quién desarrolló la aplicación. Una empresa seria no correrá normalmente el riesgo de que su programa adquiera mala fama por un comportamiento dudoso. “Pero tampoco se puede generalizar y decir que abusan de los datos solamente los pequeños programadores”, subraya.

Otras informaciones útiles son el número de descargas y la calificación de la app para hacerse una imagen de cómo funciona. Merkle recomienda investigar en Internet o en revistas especializadas ante la duda o si surgen problemas.

“Si los permisos que necesita una app me causan cierta incomodidad, mejor buscar una alternativa”, comenta Alexander Spier, de la revista de informática C’t. Justamente con las aplicaciones gratuitas hay mucha oferta. Y la calificación de los usuarios es clave, pero aunque “los comentarios negativos pueden ser de mucha ayuda, tampoco pueden ser el único parámetro para tomar la decisión”.

Algunos permisos se pueden otorgar sin mayores cavilaciones. “El acceso a la memoria normalmente no es problemático, ni tampoco a Internet”, señala este redactor. Con todo lo demás es mejor prestar atención.

“Por supuesto que tiene todo el sentido que una app sobre el tiempo acceda a la ubicación para dar el pronóstico, pero en ciertos casos lo hace en todo momento”, según Spier. Por eso, lo óptimo es desactivar esta función después de cada uso, algo que casi nadie hace en vista del trabajo que implica.

Sobre todo con los smartphones más antiguos hay que tener cuidado y leer antes de la instalación qué partes del celular usará la app, indica Spier. “Las versiones más antiguas de Android permiten sólo un acceso general y no distinguen entre diferentes áreas”, señala. Si se rechaza la autorización, la aplicación deja de funcionar.

Merkle tiene un consejo para mantener el teléfono libre de aplicaciones desactualizadas. “Miro regularmente qué aplicaciones realmente estoy usando. Todo lo que no he abierto en las últimas dos semanas lo borro”, dice. Con ello no se puede evitar el uso de los datos personales, pero sí al menos que lo haga una app que uno no utiliza.

Tim Christmann, desarrollador de aplicaciones, alerta sobre todo del acceso a los SMS. “Uno suele recibir muchas veces un código de seguridad como mensaje SMS para el uso de servicios. Así que si una app tiene acceso a los SMS le hemos dejado abierta una puerta de entrada a alguien”.

A menudo la utilidad de una app es mucho menos valiosa para el usuario que los datos a los que accede. “Las grandes compañías como Google analizan los datos para sus propios intereses, y en el caso de las pequeñas puede haber un abuso que derive en una extorsión”, opina Christmann.

Además, no toda aplicación que parece seria lo es luego en realidad. “Algunos falsifican el nombre y los logos de firmas conocidas con habilidad de modo de que a primera vista uno piensa que se trata de una empresa de prestigio.”


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